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Reportaje:EMPRESA | Mazarí de Época

Casas a la antigua usanza

Una empresa malagueña lidera el mercado de materiales antiguos

Desde Mollina al mundo. Este podría ser el eslogan de la empresa Mazarí de época, que se dedica a la compra, restauración y venta de materiales y elementos arquitectónicos antiguos. Ubicada en este municipio malagueño, a un paso del centro geográfico de Andalucía, Mazarí de época ha conseguido en tan sólo seis años convertirse en la empresa líder de este pujante sector a nivel nacional.

Su secreto: contar con una extensa red de proveedores nacionales e internacionales de materiales antiguos provenientes de viejas construcciones que van a ser derruidas y tener varios talleres en los que expertos artesanos y técnicos los recuperan para, posteriormente, venderlos, en muchos casos, como los auténticos artículos de lujo que son.

Datos de interés

Dirección

Mollina (Málaga)

Empleados

20

Facturación

3 millones de euros

Producción

Recuperación y venta de materiales arquitectónicos antiguos

"Muchas veces es más rentable comprar antigüedades que una reproducción"

La idea de montar esta compañía partió de los dos socios que ahora la dirigen, Antonio Gámez y Antonio Gala, quien convenció al primero del boyante futuro que aguardaba a este negocio. "Comenzamos en 1998, pero entonces sólo nos dedicábamos a la recuperación y venta de mazarís

[pequeñas baldosas de barro cocido que deben su nombre a los mazarinos, unos antiguos alfareros árabes], aunque en poco tiempo nos inundó la demanda de otro tipo de productos, como elementos arquitectónicos o de carpintería", recuerda Antonio Gámez.

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Así, a los hornos y talleres de suelos de baldosas -provenientes de los siglos XVII y XVIII- se sumaron en poco tiempo los talleres de carpintería y herrajes y el de piedra y elementos arquitectónicos, en los que se trabajan con baldosas, puertas, cancelas, pozos, piletas, columnas, artesanados, tinajas, portadas de medio punto, entre otros muchos productos.

Conscientes de las penurias que sus clientes potenciales pasaban para encontrar estos productos entre buhoneros y anticuarios, Gámez y Gala decidieron ampliar el negocio y añadir a la fábrica de Mollina dos nuevos establecimientos ubicados en dos puntos clave para el negocio: Palma de Mallorca y Marbella. En estas dos tiendas se exponen los productos ya restaurados y listos para la venta. A ellas acuden, generalmente, los clientes particulares interesados en dar un aire de época a sus casas. "Tenemos buenos clientes nacionales, pero también extranjeros, sobre todo de EE UU, Francia y del Reino Unido", explica el propietario de Mazarí. Además de esta pudiente clientela -"un cliente se llegó a gastar un millón de euros de una vez y otro llegó en helicóptero desde Marbella para visitar la fábrica", recuerda Gámez- Mazarí cuenta con una buena cartera de clientes vinculados a la decoración de interiores o a la arquitectura. "Casi el 60% de la clientela procede de profesiones relacionadas con el sector", afirma Gámez. Esta afluencia de decoradores, arquitectos y constructores en busca de este tipo de materiales ha animado a los dos socios de Mazarí para explorar una nueva línea en su negocio. "De cara a un furo cercano queremos ofrecer también un servicio de diseño y construcción. Tenemos noticias de clientes que han comprado materiales muy buenos a los que luego la constructora no ha sabido sacarle partido", indica Gámez, quien espera que con estos nuevos servicios la empresa gane aún más entidad.

De hecho, en las instalaciones de Mazarí en Mollina se pueden observar algunos de los trabajos de este tipo que la empresa oferta. En una de las naves, la destinada al taller de carpintería y herrajes se encuentran varias reproducciones a tamaño real de unos patios de clara influencia árabe y de unos artesanados que parecen sacados de la misma Alambra. Junto a esta nave se encuentra el almacén al aire libre donde se guardan coloridas columnas traídas de la India, Grecia o Pakistan, pozos, bañeras y piletas de mármol antiguo y una extensa colección de tinajas de barro de todos los tamaños. "Los precios de estos artículos varían según la antigüedad y la calidad de los materiales. Por ejemplo, una columna india puede oscilar entre los 350 o 400 euros y un metro cuadrado de baldosas de barro antiguo ronda los 57 euros el metro cuadrado", explica una empleada de la fábrica. "Muchas veces sale más rentable comprar las antigüedades que llevarse una reproducción de la misma, ya que el precio se encarece", añade.

El éxito de Mazarí ha revertido entre los vecinos de Mollina y de la comarca. En un principio, la empresa empleaba a cerca de 70 trabajadores, número que ha descendido después de que la mayoría optase por abrir su propio negocio y entablar relaciones comerciales con sus antiguos jefes. "Les animamos a que abriesen sus propias empresas o talleres y nosotros nos comprometimos a contar con sus servicios", afirma Gámez, quien asegura que escogieron Mollina para montar su empresa por una cuestión de logística. "El sitio es inmejorable desde el punto de vista de las comunicaciones. Estamos a una hora de la mayoría de las capitales y para recibir los materiales y realizar el reparto es un sitio idóneo", indica Gámez.

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