Espectáculo de arquitectura

Espectáculo arquitectónico en un teatro con más de ocho siglos de historia. Esto es el nuevo mercado de Santa Caterina. El edificio ha sido totalmente rehabilitado (de hecho, sólo se mantienen tres de sus antiguas fachadas) y su elemento más emblemático es una gran cubierta ondulada que en el interior está recubierta de madera y en el exterior de un mosaico de azulejos de diferentes colores. Sólo este elemento ya da cuenta de la genialidad de su diseñador, el arquitecto Enric Miralles, fallecido en julio de 2000 a los 45 años, cuando ya había proyectado el mercado en colaboración con su mujer, Benedetta Tagliabue, que ha continuado la obra con su estudio EMBT.

Aunque el nuevo mercado no se inaugurará hasta el 25 de noviembre, el Ayuntamiento de Barcelona ha organizado para hoy una jornada de puertas abiertas, un pequeño aperitivo después de seis años de obras. Entre las 10.00 y las 20.00 horas se organizarán visitas guiadas con grupos reducidos (se entrará por la avenida de Cambó) durante las que se podrá ver el interior de la nave central, el mosaico de la cubierta desde uno de los edificios de viviendas de la parte posterior y la central de recogida neumática de basura instalada en el subterráneo.Los visitantes que vayan hoy a ver el mercado se encontrarán con el edificio aún en obras. "Faltan las instalaciones, el suelo técnico, la estructura y la cubierta de los puestos, y algunos acabados", indicaba ayer Ígor Pedraza, arquitecto director de la obra, durante una visita organizada por el Colegio de Arquitectos de Barcelona. Pedraza explicó a sus colegas la complejidad de esta obra, en la que, además de la dificultad de materializar un dibujo innovador y complicado, han trabajado para cinco clientes, correspondientes a las partes en las que se divide el proyecto.

Por una parte está el aparcamiento subterráneo de dos plantas, con capacidad para 250 turismos, que se comunica con el ya existente en la avenida de Francesc Cambó. Por otra, los dos edificios de viviendas para personas mayores situados en la parte posterior del mercado: 59 pisos en régimen de alquiler económico cuya construcción finalizará a principios de 2005. En el subterráneo de uno de estos edificios está la central de recogida neumática de basuras, que dará servicio a toda esta zona de Ciutat Vella una vez que se hayan instalado los conductos en el barrio. También en la zona posterior se ha conservado una parte del yacimiento arqueológico, con el ábside del viejo convento dominico de Santa Caterina y parte de una necrópolis paleocristiana

, que gestionará el Museo de Historia de la Ciudad. Sobre estos restos se colocará una cubierta en forma de concha con lucernarios que permitirán ver parte del yacimiento.

Y, naturalmente, está el mercado propiamente dicho. La nave principal es un auténtico alarde arquitectónico que combina la tecnología más avanzada con la calidez de la artesanía tradicional. Todos los elementos han tenido que diseñarse expresamente y en muchas ocasiones la fabricación y la colocación han sido manuales. Los arcos de madera de la parte interior de la cubierta, por ejemplo, son de cinco tipos distintos y en su construcción se emplearon unas 10.000 dovelas de madera. En la parte exterior de la cubierta, en el impresionante mosaico que reproduce el colorido de las verduras del mercado, se han colocado unas 325.000 piezas de cerámica de 67 colores.