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El fraude preside las elecciones de Guinea Ecuatorial

Ramón Lobo

Las elecciones legislativas y municipales de Guinea Ecuatorial se desarrollaron ayer sin incidentes graves, pero tanto la oposición democrática como los observadores internacionales denunciaron la existencia de un fraude. El voto patriótico -consiste en mostrar en público la papeleta del gubernamental Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE)- ha sido masivo en el interior. En localidades remotas de Río Muni -Evinayong, Ebebiyin o Añisok-, sólo han votado los militantes del PDGE llamados de uno en uno por los presidentes de las mesas. En otros lugares se entregaban los sobres con las papeletas dentro.

En Malabo aparecieron 16 colegios fantasmas (no previstos) en los que no había presencia de interventores. En Luba y Rebola, en la isla de Bioko, el proceso ha sido correcto. El principal partido de la oposición,

Convergencia para la Democracia Social (CPDS), de Plácido Micó, considera que sólo en el 40% de las mesas de Malabo el resultado puede ser el real.

Los observadores internacionales -no hubo visados para periodistas- son cuatro senadores españoles. Juan José Laborda (PSOE) admitió ayer ese fraude: "En los colegios que he visitado, las papeletas estaban colocadas delante de la mesa electoral y le habían dicho a la gente que sólo podían elegir una a la vista de todos. La cuestión es saber cuál será el grado de fraude. Nuestro objetivo es que estas elecciones sean útiles, no democráticas, por lo que todos sabemos. Ese grado determinará su utilidad para el futuro del país".

El número de votantes teóricos es de 210.000. Se eligen cien diputados (25 más que en 1999) y 244 concejales en 30 municipios, que después nombrarán los alcaldes. En el Parlamento saliente, el partido del presidente Teodoro Obiang Nguema contaba con 71 de los 75 diputados. Todos los concejales y alcaldes eran del PDGE, pues los partidos democráticos optaron por el boicot en 1999 ante la falta de garantías.

Las únicas elecciones libres celebradas en Guinea fueron las locales de 1995. La oposición, unida bajo las siglas POC, venció en 21 de los 27 municipios. El régimen paró el escrutinio y el Gobierno español, del PSOE por aquel entonces, negoció un fraude menor. Obiang consintió la victoria de la POC en nueve municipios. Desde entonces no hay experimentos.

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En las legislativas de 1999, España se anticipó y trató de negociar 20 escaños para la oposición. La respuesta de Obiang fue clara: "Veinte son muchos". En los comicios de ayer, el Gobierno saliente del PP buscó un acuerdo similar. El objetivo es la apertura del sistema y evitar el riesgo de que el hartazgo general termine en violencia. Los resultados, que se anunciarán hoy o en los próximos días, demostrarán cuál es la voluntad de apertura de un régimen acusado de violaciones de derechos humanos y del saqueo sistemático de las riquezas petroleras del país.

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