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CAMBIO POLÍTICO | Reacción de los perdedores

Aznar y Rajoy prometen una oposición patriótica

Tildan la derrota de "contratiempo electoral" y piden el apoyo en las elecciones europeas a sus 9,7 millones de votantes

Una caravana de autocares, una riada de gente, miles de banderas blancas con el emblema del PP, muchas banderas de Europa, un montón de banderas de España -unas con el escudo constitucional, otras con un crespón de luto, e incluso alguna con un toro negro- se dieron ayer cita en la plaza de toros de Vista Alegre para dar un homenaje de partido a José María Aznar, presidente del Gobierno en funciones y poco más: no es diputado, no quiere ser "candidato a nada", y dejará de ser presidente del PP en el congreso extraordinario que su partido celebrará tras las elecciones al Parlamento Europeo.

Ayer se trataba de que su partido le rindiera homenaje, le diera las gracias por sus ocho años de Gobierno. Le dijera, incluso, que ha sido el "mejor presidente de España desde las Cortes de Cádiz". Y de que él fuera el protagonista del mitin.

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Le recibieron al grito de "¡Aznar, por siempre, serás mi presidente!". Llegó con su mujer, Ana Botella, con Mariano Rajoy y la esposa de éste, Elvira Fernández, a las 12.10. Y Aznar, Botella y Rajoy, por este orden, fueron besados y apretujados por su militancia hasta llegar al estrado, mientras la mujer de Rajoy les seguía a los tres un paso más atrás y dando la impresión de que no sabía dónde meterse. Sólo tuvo un recibimiento similar Ángel Acebes, que luego fue elogiado por Rajoy y por Aznar.

El líder es el que habla el último y ayer Aznar habló el último, durante más tiempo que Rajoy, con más aplausos y más mensajes. Arrancó defendiendo la convocatoria del mitin de Vista Alegre: "Nos hemos reunido aquí porque queremos y para dar solemnemente las gracias a 9,7 millones de españoles que nos han votado". Concluyó con un "¡viva el PP!" y un "¡viva España!".

El patriotismo de partido y de España, la defensa del propio legado y el anuncio de que la oposición se basará en reivindicar los principios y políticas desarrollados estos ocho años fueron las claves del mitin de ambos.

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"Vamos a ejercer una oposición firme, exigente, patriótica, buscando el interés general del España", proclamó Rajoy. Todo ello para recuperar cuanto antes "la confianza de la mayoría de los españoles". En la primera cita el próximo junio, en las elecciones al Parlamento Europeo, pese a que no sean "segunda vuelta de nada". Rajoy dijo que, desde ya, el PP se ocupará de pedir el voto a quienes les han "votado y a quienes no lo han hecho y ahora se preguntan por qué".

Pero el mitin de ayer era para Aznar. Éste arrancó con una declaración que concentró los mayores abucheos de los populares y que, pese a ser una obviedad, resulta hoy imprescindible: "En democracia hay una regla fundamental. El que gana gobierna y no hay más que discutir. El PSOE ha ganado las elecciones".

Un sonoro pateo y algunos gritos de "¡no limpiamente!" le interrumpieron. Él les mandó callar: "A mí eso me gusta lo mismo que a vosotros, o tal vez menos. Pero nosotros podemos hacer muchas cosas menos una, que es no asumir la realidad de frente". Esa realidad es que el PSOE ha ganado las elecciones y ahora es al "presidente [José Luis] Rodríguez Zapatero al que le corresponde la responsabilidad de hacerse cargo de la situación". Aznar les animó: "Aquí seguimos trabajando para España desde la tarea que nos han dado los españoles", es decir, la oposición. Y como siempre en el PP, España fue una de las palabras más veces repetida.

El PSOE ha ganado pero, para no desanimar a su militancia, Aznar les dijo que el PP no ha perdido. "Hemos tenido un contratiempo electoral. Hay que decirlo de esa manera y asumirlo de esa manera. Y como decía don Quijote, 'en peores nos hemos visto, amigo Sancho". Otra frase, que repitieron tanto Aznar como Rajoy fue: "No pasa nada. Se puede ganar y se puede perder. Y nosotros sabemos hacer las dos cosas".

Fue el segundo mensaje del día. El PP sabe perder y es demócrata, y son otros los que no han respetado las reglas. "Podemos tener contratiempos electorales, y los aceptamos con el talante democrático que a nosotros nos caracteriza, entre otras cosas porque nosotros no hemos mandado ni mandaremos nunca gente a manifestarse en la jornada de reflexión ante la sede de otro partido". En esto insistió mucho: "Nosotros no mandamos gente a llamar a nadie asesino". Por eso, mantuvo que el PP no tiene que recibir "lecciones de democracia" sino que puede darlas.

El PP presume siempre de ser un partido cohesionado y unido en el que nadie desentona del discurso oficial. Ahora, en la oposición, eso será mucho más difícil. Aznar les dijo a los suyos que esa disensión, y no "el contratiempo electoral", sí sería una derrota. "Nosotros tenemos ideas, principios y convicciones. La única derrota es renunciar a nuestras ideas, a nuestros principios y a nuestras convicciones, y eso no lo vamos a hacer nunca".

Esto fue muy jaleado y forma parte de la reivindicación del patriotismo de partido de una convocatoria destinada, más que nada, a restañar las heridas por una debacle electoral inesperada. "Algunos nos van a intentar dividir, o van a intentar acabar con nosotros, o nos van a intentar callar", pronosticó Aznar para concluir: "No lo van a conseguir".

Otro riesgo, y más para un partido que presume tanta capacidad de influencia a los medios de comunicación, es que desde la oposición sus mensajes no lleguen. "Este partido tiene derecho a ganar unas elecciones cuando convence a la mayoría del país, y tiene derecho también a transmitir su mensaje limpiamente, honradamente, y a pedir que llegue limpiamente a los oídos de todos los ciudadanos de España". Adelantó porqué teme que su mensaje deje de llegar ahora: "Algunos nos dicen: '¡Qué solos os vais a quedar ahora!".

Pero, como se trataba de dar ánimos, siguió: "Prefiero la soledad de 9,7 millones electores a llevar a algunos montados en mi coche a los que no llevaría nunca a ningún sitio". Lo del coche podría tener varias interpretaciones. Lo aclaró así: "Prefiero esta maravillosa soledad a tener al lado de copiloto a algunos que no voy a nombrar hoy porque no tengo ganas de nombrarles".

A estas alturas de discurso, la militancia popular estaba tan lanzada en aplaudir a su líder que no profirieron los gritos contra el Grupo PRISA y la Cadena SER con los que había comenzado la concentración, antes de que llegaran Aznar y Rajoy, o con los que acompañaron parte de la intervención de este último. El encono militante contra PRISA tuvo su punto álgido después de que Rajoy hiciera su relato de "lo que pasó" tras la cadena de atentados del 11-M. Después de que el nuevo líder de la oposición dijera que el PP actuó "con dignidad", "con respeto a las víctimas", sin "intentar buscar ventajas políticas", ni "hacer falsas acusaciones". Justo cuando Rajoy proclamó: "Eran momentos para ser decentes y nosotros fuimos decentes", los 15.000 militantes que ayer llenaban la plaza de Vista Alegre prorrumpieron en un estruendoso pateo, al grito de "¡Grupo PRISA, España no se pisa!" y "¡PRISA, manipulador!". Rajoy les animó: "Se produjo un acoso a nuestras sedes y los que hablan de tolerancia, de diálogo...". No se pudo oír más pues los populares bramaron: "¡Mentirosos!, ¡manipulación!". Les jaleó un poco más: "Fueron otros los que mintieron y lo saben". Los suyos respondieron "¡fuera la SER!".

Aznar ya los recogió fogueados. Fue Rajoy el que primero dijo: "No nos vamos ni con paro, ni con despilfarro, ni con corrupción". Luego Aznar remató: "No dejamos escándalos, ni deudas, ni papeles escondidos, ni corrupción". Y llegó a decir: "Sobre todo, no dejamos rencor, nos vamos llenos de esperanza. No dejamos ningún rencor".

Con ese compromiso de actuar sin rencor, Rajoy anunció que su oposición se basará en exigir al PSOE que cumpla "con la obligación de dejar una España mejor de la que encuentran". Aznar apostilló: "Les deseo todo el éxito y ojalá puedan decir eso que me criticaban a mí de que 'España va bien'. ¡Y cuanto mejor, mejor!".

Finalmente, el terrorismo. Aznar repitió insistentemente que "todos los terrorismos son iguales", que el único diálogo posible contra el terror es trabajar por su derrota, y pidió "por favor" a Zapatero que "haga lo que debe" y garantice que "España no se baja del autobús de la lucha contra el terrorismo". Lo haría, a su juicio, si "se va de algún sitio", es decir, de Irak.

Por vez primera, Aznar dijo que el 11-M fue un atentado del "terrorismo islámico". Lo comparó con el 11-S, "cuando el mundo occidental fue atacado". Ahora, el 11-M, "grupos terroristas de carácter islámico declararon la guerra a España". Primero, EE UU, después España, "y serán otros mañana". La única solución es, según Aznar, la dureza. "Los terroristas nos dicen: 'O te vas, o te rindes o te mato'. Nosotros les dijimos: 'No nos vamos, no nos rendimos y nos podéis matar, pero vamos a por vosotros y acabaremos con todos vosotros". Con ese ímpetu antiterrorista defendió la participación de España en Irak: "Yo asumí las responsabilidades que en conciencia creía en un país como España que ha sufrido el terrorismo. Lo hice porque creo que lo peor que se puede hacer con cualquier tipo de terrorismo es no plantarle cara". Y, al igual que avanzó el viernes en Bruselas, se ofreció a su partido para "seguir combatiendo contra el terrorismo" como objetivo vital.

José María Aznar salta, secundando el grito de "¡un bote, dos botes, socialista el que no bote!".
José María Aznar salta, secundando el grito de "¡un bote, dos botes, socialista el que no bote!".GORKA LEJARCEGI

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