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Shell ultima con el Gobierno de Libia un acuerdo de inversión para la producción de gas y petróleo

Fernando Gualdoni

La petrolera anglo-holandesa Royal Dutch-Shell ultima con el Gobierno de Libia un acuerdo de inversión para producir gas y petróleo en el país africano. Los detalles del pacto no fueron revelados ayer por el portavoz de la petrolera, pero sí la negociación del pacto. El empujón final de la operación tenía previsto darlo hoy mismo el primer ministro británico, Tony Blair, en su entrevista con el presidente libio, Muammar el Gaddafi. Blair va a Trípoli para recomponer una relación rota desde la muerte de la policía Yvonne Fletcher por disparos desde la ventana de la Embajada libia en Londres en 1984.

Blair es el tercer mandatario de Occidente, después de Aznar y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que visitaron Trípoli para ratificar el regreso de Libia a la comunidad internacional tras el levantamiento del embargo de Naciones Unidas. Las tres visitas sin duda apuntaron a mejorar la presencia de empresas de los tres países en el principal sector económico libio, el petróleo.

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España tomó la iniciativa y, cuatro meses antes de que Aznar visitase a Gaddafi en septiembre de 2003, Repsol YPF anunció la inversión de 75,6 millones de euros en un nuevo contrato de exploración firmado con la National Oil Company de Libia (NOC). El consorcio formado por Repsol YPF (60%) y la austriaca OMV (40%) se adjudicó un bloque considerado por la industria como el de mayor expectativa de negocio de todos los que se encuentran en el país. Repsol YPF contribuye con unos 16.000 barriles a la totalidad de la producción diaria de Libia, que roza 1,5 millones de barriles.

Berlusconi no tenía que presentar a la petrolera italiana Eni en Libia, pero su visita era parte de un plan de mejora general de las relaciones. Eni opera en Libia desde 1959 y es el principal operador petrolero del país, con una producción actual cercana a los 100.000 barriles diarios en ese país. Ahora sólo falta que el presidente francés, Jacques Chirac, o el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, visiten a Gaddafi y, de paso, respalden la ya importante presencia de Total en el país africano.

Shell quiere ahora su parte del pastel y, además, la necesita desesperadamente. A principios de este mes, Phillips Watts dimitió como presidente de la petrolera y la razón fundamental de su salida fue que no logró recuperar las reservas probadas, que en enero del año pasado habían caído un 20%.

Una petrolera sin reservas de crudo no tiene futuro, y por eso Shell se apresura a entrar en Libia, porque es el segundo mayor productor africano después de Nigeria y porque tiene unas reservas probadas de 36.000 millones de barriles de crudo y 46,4 billones de pies cúbicos de gas natural. Las acciones de Shell en Londres avanzaron ayer un 3,25%.

Las compañías petroleras estadounidenses también conocen el potencial petrolero libio; por ello ya están negociando su regreso.Una de ellas es Occidental Petroleum, la cuarta petrolera estadounidense, que llegó a producir 100.000 barriles diarios en Libia antes de salir del país en 1986. Otra compañía, ConocoPhilips, también prepara su vuelta.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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