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Blanes experimenta un plan piloto para facilitar el acceso de los inmigrantes a viviendas asequibles

El mercado inmobiliario es una jungla para quienes sólo pueden esgrimir un contrato precario, un trabajo clandestino o una cultura ajena. Encontrar un piso de alquiler a precios asequibles se ha convertido en una auténtica hazaña para los denominados "colectivos excluidos".

El proyecto piloto Hàbitat, impulsado por la entidad gerundense SER.GI (Servei Gironí de Pedagogia Social) con la colaboración de la fundación Un Sol Món, de Caixa Cataluña, y la Fundación La Caixa, tiene como objetivo fomentar la confianza entre propietarios y arrendatarios para facilitar los alquileres a determinados colectivos a los que ciertos propietarios o agencias inmobiliarias excluyen sistemáticamente de sus posibles clientes. El proyecto ha empezado a desarrollarse en Blanes (Selva), con el apoyo del consistorio, y confía en poder ampliar su radio de acción a otras ciudades de las comarcas de Girona.

La primera fase del plan pasa por captar propietarios de pisos vacíos y convencerlos para que la entidad gestione sus viviendas a un precio razonable. Cristina Andreu, responsable del proyecto, explica que la entidad ofrece garantías a los propietarios y está dispuesta a mediar en cualquier conflicto que pueda surgir entre los dueños de las casas y sus arrendatarios. "Se controla el pago de las mensualidades, la conservación de la vivienda, que no viva en ella más gente de la que estipula el contrato y que incluso se les ofrece una póliza de seguros gratuita", explica Andreu.

El plan ya cuenta con la gestión de tres pisos, y dedica casi todos sus esfuerzos a convencer a nuevos propietarios. La promotora de la iniciativa explica que no puede hablarse de conductas abiertamente racistas por parte de los propietarios, pero sí de claras actitudes discriminatorias. "Nos encontramos con algún propietario que nos recibió asegurando que no quería negros ni moros, pero al final, tras escuchar nuestros argumentos y nuestras garantías, ha aceptado participar en el proyecto", recuerda Andreu. "Hay quien todavía cree que los inmigrantes le encenderán un fuego en el comedor", lamenta.

En muchos casos, la tarea de toma de conciencia debe extenderse a las comunidades de vecinos, que presionan a los propietarios para evitar ciertos colectivos. El proyecto Hàbitat ha advertido una nueva y creciente discriminación hacia las jóvenes de la Europa del Este, a quienes se vincula a la prostitución. Los promotores piensan que, lentamente, remiten las situaciones discriminatorias hacia los inmigrantes: agencias o propietarios que exigen un avalista o el pago avanzado de seis o siete mensualidades. También entre los propios inmigrantes se dan actitudes denunciables, como el realquiler de camas o habitaciones. No obstante, no se han hallado anuncios inmobiliarios en prensa en los que se haga constar explícitamente la exclusión de los extranjeros extracomunitarios.

Un estudio sobre la vivienda en Blanes constató que los colectivos excluidos, entre los que se incluyen jóvenes en busca de su primera vivienda, debían dedicar más de una tercera parte de sus ingresos al pago del alquiler.

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