_
_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El escándalo del escándalo

De todo este coro loco de voces destempladas que gritan "¡Al traidor!" (y Carod R. no lo es) se crea un escándalo y se tapan otros. Los verdaderos: que el centro de espionaje (CNI) tenga topos en Esquerra y los mozos de escuadra estén trufados de los mismos agentes que en Irak; que sigan a Carod, filmen y graben sus entrevistas, se las pasen al Gobierno y éste las infiltre al periódico más afín a su partido es mucho más grave; es lo grave de todo este asunto. Muestra un Estado policial; y ese Estado no actúa contra los etarras a los que descubre, sino contra el que va a pedirles paz.

Recuerda las operaciones del anticomunismo, cuando los perseguidos eran aparentemente los que hablaban con los comunistas: y se desmontaba una izquierda pensante y dialogante que se oponía a la guerra fría y a la que podía ser ardiente. No es casual que las voces unificadas de la política se lancen a la caza del zorro con trompas, caballos, jaurías y ojeadores, mientras el país está afligido por el aumento del paro -estadísticas de ayer-, el crecimiento del precio de la vivienda -cifras de cada día- y todo el peso negativo del año anterior, cuando estamos en plena campaña electoral de antes de la campaña electoral, que es otra anomalía de la anómala democracia.

Los dos grandes rivales -el "derbi" dicen los que no saben lo que esa palabra y aquel lord significan: incluyo la segunda acepción del Diccionario- actúan de consuno en este escándalo: los de Aznar, para ladrar contra la coalición catalana y culpar al PSOE, dividirlo, utilizar su miedo y su inseguridad; los de Zapatero, para huir de la contaminación del antiterrorismo, arma de Estado policiaco. Y caen sobre un público que tiene psicología de contemplador de fútbol con residuos de taurino. Si Aznar es el Nixon de Watergate, aquí nadie le echa -impeachment- del Gobierno.

¿El error de Carod R? No saber que el país es así; creer que, viajando sin escolta, la policía no sabría dónde iba; creer que una idea honrada de que se puede convencer a ETA de una tregua y una discusión lógica pueden hacerle ceder en el crimen (para eso ya está Imaz) y tener el desdén suficiente como para no pensar que iba a pesar sobre la campaña, sin conseguir nada. Errores como para no recomendarle como político. Pero puede ser muy mío el error: puede que, cabeza de lista en las elecciones generales, sea diputado en Cortes, votado por una buena mayoría catalana, y que su aspiración le permita salir de la Generalidad por su propio pie.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_