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Reportaje:

El mercado invernal cotiza a la baja

La crisis económica hace que sólo los clubes en apuros busquen refuerzos en el periodo abierto hoy

El fútbol español abre durante un mes, desde hoy hasta el 2 de febrero, las puertas a los traspasos y los fichajes de jugadores -en realidad, a sus inscripciones a efectos competitivos, ya que fichar se puede fichar en cualquier momento-, una fórmula instaurada en el curso 1993-94. Para algunos clubes es la oportunidad de intentar un arreglo de sus plantillas; para otros, de enmendar errores o tapar agujeros. Abierta la veda de la compraventa, sin embargo, lo cierto es que el mercado de invierno nace una vez más apagado y muchos equipos van a darle la espalda. Más que grandes fichajes, la tónica apunta hacia contrataciones menores y fundamentalmente por parte de aquellos conjuntos que temen el descenso de categoría.

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La evolución a la baja de los desembolsos en los últimos cursos es notoria. La excepción fue el de 2000-01 (60 millones de euros), que se calentó sobre todo con dos operaciones de gran calado, las de los argentinos Martín Palermo, delantero, y Aimar, media punta, contratados por el Villarreal y el Valencia respectivamente.

Con anterioridad, la venta de los derechos televisivos fue decisiva para la tendencia alcista. En la campaña 1997-98, los clubes habían apalabrado suculentos contratos de televisión (300 millones) para los cinco años siguientes y los gastos invernales se dispararon hasta los 72 millones. En la pasada, por contra, las cajas tiritaban de tal forma que se vieron forzados a echar el cerrojo y tan sólo se invirtieron tres millones.

Las perspectivas actuales imponen de nuevo el ahorro. Las arcas de los clubes siguen vacías. Y, sin dinero, no hay fichajes, no se mueve el mercado, no se compra ni se vende. Cada vez existe menos efervescencia millonaria. Hay presidentes que recalcan además que ésta no es la época más propicia para obtener una buena relación calidad-precio. No se puede fichar a cualquier jugador. De los de la Primera División sólo se puede contratar a los marcados: aquéllos que no hayan disputado todavía más de cinco partidos oficiales de la Liga o la Copa con sus cuadros. Respecto a los de la Segunda y la Segunda B no hay limitación alguna, como tampoco en el caso de los comunitarios.

Así, en el mapa de Primera aparece una oferta potencial que rebasa con creces la centena de jugadores, unos 140. Pero, claro, no todos tienen colgado del cuello el cartel de se vende. En ese pelotón no hay gangas ni demasiado donde elegir. Las perlas brillan por su ausencia, aunque en el muestrario resuenan nombres ilustres como los de Julen Guerrero (Athletic), Movilla e Hibic (Atlético), Amavisca y Djalminha (Deportivo), Njegus y Podestá (Sevilla), Juan Sánchez (Valencia) o Alfonso (Betis), entre otros.

El presidente del Madrid, Florentino Pérez, tiene una explicación subjetiva para no acudir a la plaza invernal. "Es un síntoma de debilidad", es el comentario con el que despacha el asunto. Los clubes grandes se han vuelto reacios a las rebajas de enero. Sólo la Real Sociedad y el Celta, clasificados para los octavos de final de la Liga de Campeones, pero en una posición muy comprometida en la Liga, han abierto el debate sobre la oportunidad de reforzarse. Miguel Ángel Lotina, el técnico del Celta, reconoce la "necesidad" de un par de fichajes, aunque con vistas aparentes a la Champions: "Todavía no lo hemos hecho todo en la competición europea".

Siempre hay clubes, como últimamente el Villarreal, que no desaprovechan la ocasión de invertir. Con ese objetivo ha fichado ya al argentino Battaglia, que incluso podría debutar este fin de semana frente al Valencia.

Los colistas son, por supuesto, los más propicios a recurrir a la savia nueva, los que más tiran del talonario y animan un poco el mercado con el fin de escapar, o al menos intentarlo, del pozo. El último, el Espanyol, y el penúltimo, el Murcia, han sido de los primeros en dar el paso. El club catalán, después de haber pretendido sin éxito al brasileño Rivaldo, que rescindió tiempo atrás su contrato con el Milan, ha logrado el retorno del defensa argentino Pochettino, cedido por el Girondins de Burdeos. Y el murciano ya presentó el lunes al central ecuatoriano Hurtado, cedido por el Barcelona de Guayaquil, y al centrocampista argentino Gancedo, libre desde que la pasada temporada anulara su compromiso con Osasuna. También cerró esa jornada el fichaje del portero Bonano, marginado en el Barcelona. El Albacete, a su vez, cuenta ya con otro cedido, el brasileño Fabiano, del Santos.

Estas primeras operaciones son claros ejemplos de la tendencia recesionista del mercado invernal. Los jugadores llegan casi en su totalidad con la carta de libertad o con el cartel de cedidos, con lo que rebajan y facilitan las operaciones. Los fichajes, obvio, requieren inversiones mucho más elevadas. Por eso de la veintena de altas del pasado curso solo dos lo fueron: el uruguayo Morales, por Osasuna, y Ángel, por el Celta. En el anterior, únicamente en cinco de las 18 hubo desembolso de dinero.

Bonano y Gancedo, en su primer entrenamiento con el Murcia.
Bonano y Gancedo, en su primer entrenamiento con el Murcia.EFE

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