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Reportaje:

La mala pata de Rüstü

El turco, que debutaba en el Camp Nou en la Liga, atribuye su fallo al exceso de confianza

No había manera de dar salida a la pelota, que viajaba de pie a pie, de un central al otro, presionados como estaban los laterales por los puntas del Celta, falto como estaba el Barcelona de un zaguero con capacidad para iniciar la jugada con un cambio de orientación. Así las cosas, Puyol se dio la media vuelta y cedió el balón a Rüstü. El portero lo aguardó con calma -"con demasiada confianza", según confesó una vez acabado el partido- sin darse cuenta del bote traicionero que le acompañaba. Así, el turco midió mal su golpeo. Le dio más con la tibia que con el pie y el cuero se le escapó hacia delante. Milosevic siguió la jugada desde el inicio, de modo que, cuando fue a por Rüstü para achucharle, se encontró con el esférico y lo soltó hacia el centro del área para que Jesuli rematara a puerta vacía.

Rüstü quiso entonces que se lo tragara la tierra. A sus 30 años de edad, con el galardón de segundo mejor portero de la pasada Copa del Mundo de Corea y Japón 2002, por detrás del alemán Kahn, del Bayern Múnich, afrontaba una situación novedosa. Héroe en la mayoría de los partidos tanto con el Fenerbahce como con la selección de Turquía, aparecía como un villano frente a la afición del Barcelona la misma noche en que debutaba en el Camp Nou en la Liga. En su ayuda acudieron tanto Puyol como Andersson, que le abrazaron y consolaron, mientras Frank Rijkaard, el técnico, se maldecía desde la banda no por su error, sino por la incapacidad de su defensa para jugar la pelota.

"No estoy enfadado con Rüstü", aclaró Rijkaard; "ha sido una jugada de mala suerte. Su reacción ha sido buena". "Pido perdón públicamente", proclamó el portero al final del partido con el Celta (1-1); "fue un fallo que no va con mi forma de ser. Lo lamento". Y recalcó: "Sólo puedo decir que estoy agradecido a mis compañeros porque me han apoyado hasta el final". Incluso el argentino Cavallero, su homólogo del Celta, decisivo para su cuadro con intervenciones de mucho mérito, se solidarizó con el azulgrana: "Es lo peor que puede pasarle a un cancerbero".

Pese a que el Celta atacó en contadas ocasiones, la respueta de Rüstü, después de su fallo, fue positiva. Atento, concentrado, metido en el encuentro, atajó siempre el balón y lo sirvió con tino, respondiendo, al fin y al cabo, al calificativo de "jugador excelente" con el que fue contratado durante la campaña electoral para la presidencia del club por el hoy máximo dirigente, Joan Laporta.

"Fiché por el Barça para ser titular", ha recordado Rüstü, sabedor de que ha estado 16 jornadas como suplente del joven Víctor Valdés. Un directivo le comunicó, al regreso de Málaga, donde el Barcelona salió goleado (5-1), que se preparara porque igual jugaba contra el Madrid. Así que se sintió "decepcionado", según un amigo suyo, cuando el clásico lo disputó Valdés. A la jornada siguiente, sin embargo, se estrenó en el derby contra el Espanyol, ganado en Montjuïc (1-3). Ya titular en la Copa de la UEFA -se alineó tanto frente al Puchov como el Panionios-, ha alcanzado la titularidad porque Rijkaard busca "un cambio de dinámica". Antes no jugaba por un asunto de comunicación -"no domina el castellano", expuso el entrenador-. Claro que él replicó: "Hay tres idiomas universales: la música, el sexo y el fútbol". Los malos resultados, más que los goles recibidos, son los que han llevado a Valdés a la suplencia.

La permuta, en cualquier caso, ha agrandado la controversia en el Barça desde que se fue Zubizarreta. Hasta una docena de guardametas se han turnado en la portería desde la final europea de Atenas en 1994. A Rüstü le avala sobre todo su experiencia, ya que Valdés sólo tiene 21 años. En contrapartida, su condición de extracomunitario hipoteca su alineación: hay cuatro en la nómina -el mexicano Márquez, el brasileño Ronaldinho y el argentino Saviola) y sólo tres pueden estar a la vez en el campo. Más allá de las diferencias entre uno y otro, Rijkaard confía en que Rüstü le de al Barça los puntos que no ganó con Valdés aunque contra el Celta cometiera un error de bulto. "Los fallos de los delanteros no se ven tanto como los del portero", reflexiona Rüstü, "pero me siento con confianza para continuar guardando la portería".

Mientras Valdés pasa por ser un portero agresivo, con clara vocación ofensiva, Rüstü se mueve mejor bajo los palos. Uno y otro, eso sí, se guardan un gran respeto. El turco aceptó sin protestar la titularidad del español y éste respeta a quien, en su día, llegó a plantearse su continuidad en el club azulgrana en el caso de que Turquía se clasificara para la Eurocopa ´de Portugal 2004 y peligrara su presencia en la selección por su suplencia. Eliminada Turquía, Rüstü es ahora titular.

Rüstü, abatido tras su fallo ante el Celta que costó un gol al Barcelona.
Rüstü, abatido tras su fallo ante el Celta que costó un gol al Barcelona.VICENS GIMÉNEZ

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