_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cementerio

Hace ya cinco años, un autobús con 60 vecinos de este bendito pueblo, irrumpió en nuestro Ayuntamiento apoyando una moción de la oposición política al PP en contra de la barbaridad que suponía la ampliación, con 1.200 cadáveres más, del antiguo y viejo cementerio, que en pleno centro del casco de población todavía sigue existiendo contrario a cualquier concepto sanitario, estético o turístico. Para colmo de cacicada, el solar en cuestión había sido expropiado como "zona verde" dos años antes a la urbanización La Roca.

De nada sirvieron las argumentaciones dadas en dicha moción. Ni que a pesar de tal ampliación, y para un Torremolinos en expansión con más de 40.000 almas, aquello no tenía ningún fundamento lógico. Ni que ya existían 120.000 metros cuadrados aprobados para el cementerio en el Llano de las Avefrías, con todas las bendiciones. Como era de esperar, la apisonadora de la mayoría absoluta se puso en marcha, aplastando de manera inexorable la razón y el sentido común.

Pero, todo esto, más o menos, era de esperar dado sus antecedentes. Lo que muchos ignoraban era que los tres "demonios familiares de la eterna derecha española" (la soberbia, el autoritarismo y el caciquismo) iban a tomar posesión del señor alcalde como reacción ante la osadía que representaba discrepar democráticamente de su "verdad absoluta". Al día siguiente, y sin ninguna razón de peso que lo amparase, manda a su Policía Local para desmantelar las barreras que protegían la urbanización La Roca, como propiedad privada que era y sigue siendo. No valieron razonamientos legales ni éticos. El señor Fernández Montes, ejerciendo su autoritarismo, ordenó arrancar pivotes y barreras del cerramiento que fueron puestos bajo custodia en sus almacenes municipales sin miramientos. Ante tal atropello, hace ya cinco años, la denuncia judicial fue interpuesta.

Hoy, cinco años más tarde, la Justicia ponía fin a tal tropelía pero, como siempre, demasiado tarde y sin dar una lección ejemplar. La venganza de Don Pedro ha durado cinco años. ¡Qué fácil es la venganza de un soberbio con autoridad! ¡Qué fácil y barato es pleitear así con dinero público! ¡Qué pena me da mi pueblo!

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_