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Reportaje:

Ni un pelo de tonta

Marta Muñoz, una estudiante de Ingeniería Informática con parálisis cerebral, recibe el premio Andalucía Joven

Un día, cuando Marta Muñoz tenía 18 meses y se encontraba en la consulta del doctor Miguel de Toledo, aprovechó una distracción de sus mayores para trastear en el bolso de su madre y coger un pintalabios con el que se pintó todo el rostro. Entonces, el doctor aseguró a sus padres que su hija iría a la Universidad. Para sus padres, a quienes les acababan de comunicar que su hija padecía parálisis cerebral por haber sufrido durante el parto, la universidad parecía una meta imposible de alcanzar. Bastante tenían con cuestionarse si Marta llegaría a ir al colegio como el resto de los niños de su edad.

Sin embargo, Marta no sólo asistió al colegio, también estudió en el instituto, aprobó el examen de selectividad y, finalmente, se matriculó en lo que más le gustaba, Ingeniería Informática de Gestión. Ahora, a esta jiennense de adopción (nació en Córdoba hace 28 años), sólo le quedan nueve asignaturas para terminar sus estudios en la Escuela de Ingeniería Técnica Superior de la Universidad de Jaén. Además, el pasado viernes recibió en Sevilla el premio Andalucía Joven en Universidad, otorgado por el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), que reconoce su trayectoria académica.

El próximo reto de esta joven será encontrar un trabajo, pese a las barreras de movilidad
A Marta sólo le quedan nueve asignaturas para finalizar la carrera

"Estoy muy contenta por el premio, sobre todo, porque viene a demostrar que los que padecemos algún tipo de parálisis no somos tontos. Como el resto, podemos y tenemos derecho a estudiar", comenta Marta, que consciente de sus límites, no tiene ningún inconveniente en repetir lo que dice para hacerse entender. "No todos comprenden que personas como yo puedan estudiar. Sólo pido paciencia porque sé que tengo un problema de comunicación", añade. Pero esta barrera no le ha impedido convertirse en uno de los alumnos más populares de la Escuela Politécnica de la UJA. Si de algo presume Marta es de tener muy buenos amigos y de sentirse completamente aceptada en su entorno.

Precisamente, fueron sus compañeros los que propusieron su nombre para que el centro universitario le concediera, el año pasado, la medalla de San Alberto Magno, una condecoración que hasta el momento sólo habían recibido profesores e investigadores. Aunque no todo fue un camino de rosas.

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"El primer día de clase fue un problema tras otro. No conocía a nadie, los profesores se asustaron de mí y tenía que subir hasta la cuarta planta sin ascensor", recuerda con una sonrisa. "Pero luchando y con paciencia los problemas se pueden solucionar", subraya Marta.

Para esta joven alegre y divertida, el ordenador y los libros no lo son todo en su vida. Siempre que el tiempo se lo permite, participa en todas las actividades que organiza la asociación para la promoción y atención al minusválido físico de Jaén, Aspramif. También le "encanta" el pop español y, sobre todo, salir de fiesta. "Me gusta estar con mis amigos, hablar con ellos y contarnos nuestras penas y nuestras alegrías, como cualquier otro joven de mi edad", precisa Marta. "Ahora mi pena más grande es el examen de Cálculo y Estructura de Datos de diciembre, que con el ajetreo de los últimos días, veremos a ver cómo me las apaño", bromea.

Para la familia de Marta, el premio Andalucía Joven es un reconocimiento al esfuerzo y el trabajo de una persona, para quien atarse los zapatos o ponerse unos guantes puede ser todo un problema. Su madre, María Soledad Abellán, se califica de "madrastrona". "Porque lejos de meter a Marta entre algodones, he buscado siempre que, al igual que sus dos hermanos, aprendiera a ser independiente dentro de los límites que su minusvalía le impone", explica María Soledad.

Cuando finalice sus estudios, el próximo reto de esta joven será encontrar "un trabajo para Marta", en el que sus barreras de movilidad y comunicación no supongan un obstáculo insalvable. Marta es consciente de que será difícil, pero está convencida de que lo encontrará. Y es que a esta mujer, en retos, no hay quien le gane.

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