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Reportaje:MODESTOS CON HISTORIA | FÚTBOL

Lucendo dice basta

El centrocampista, a quien Cruyff alineó una vez con el Barça siendo juvenil, se retira tras una grave lesión en el Andorra

Àngels Piñol

Juan José Lucendo Heredia (Pedro Muñoz, Ciudad Real; 1970) ha dicho basta. Su rodilla derecha, hace diez días, hizo un chasquido cuando jugaba un partido entre el Andorra y el Can Fatjó, de Regional. Lucendo se sometió a una operación del tendón rotuliano, en el hospital Meritxell, que puede tardar seis meses en curar y ahora, con 33 años, ha decidido no demorar su despedida del fútbol. Sabe que su nombre se ligará para siempre al fútbol de Andorra, donde reside desde hace años, y a la historia del Barça por ser el paradigma del jugador devorado por el entorno desde que un día, en 1990, Johan Cruyff le hizo debutar por sorpresa en Valladolid, el mismo día que lo hicieron Koeman o Laudrup, para desaparecer del mapa culé.

Convertido en cabeza de turco de la ya lejana derrota en Zorrilla (2-0), el día que se abría aquella Liga que acabó ganando el Madrid, Lucendo pasó de la noche a la mañana de ser un prometedor jugador de la cantera a una simple excentricidad del holandés por habérsele ocurrido alinear deprisa y corriendo a un amateur que hacía la mili y dejar en la grada a Eusebio, ahora ayudante de Frank Rijkaard, el técnico del Barça, y Valverde, hoy entrenador del Athletic. Lucendo se convirtió en un arma arrojadiza del entorno que nunca pensó que detrás de aquel apellido había un chico de 19 años que, poco a poco, destacó en su colegio de Cornellà y a los once años ingresó en las categorías inferiores del Barça hasta jugar un par de amistosos con el primer equipo. Pese a jugar bien 57 minutos en Valladolid, acabó pagando los platos rotos. "Fue un infanticidio", dijo entonces un miembro del fútbol base criticando su alineación.

El holandés no se acordó más de Lucendo y éste pensó que el rencor no era un buen negocio y tuvo la lucidez, tras los malos ratos pasados, de saber que el mundo no se acababa en el Barça. Fue cedido a la Balompédica Linense, jugó en el Cartagena y en el Andorra, con el que disputó una ronda de la Copa de la UEFA, y, ya como internacional andorrano, una eliminatoria en el Miniestadi contra Holanda correspondiente a la Eurocopa.

Lucendo ha sido feliz en el pequeño país de los Pirineos, donde se casó y tiene dos hijos. No se arrepiente de nada. Guarda incluso un buen recuerdo de Valladolid, pero sabe que parte de la prensa lo utilizó contra Cruyff. El fútbol ha durado más que el dolor y le ha acompañado 13 años más desde que vistió de azulgrana. Sin parar hasta el chasquido.

"Aún no he salido de casa y esto es aburrido. Pero puedo moverme y apoyar el pie en el suelo", dijo el sábado este hombre que, hace años, después de su debut, deseó a todos los jóvenes que debutaban en el Camp Nou que no fueran tragados por la voracidad del entorno y que tuvieran, al menos, un poco más de suerte que él.

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