Aventura bonaerense

Diecisiete días. Es lo que se tarda en viajar a Argentina por barco. Al menos hace 20 años, cuando surcó el Atlántico la actriz, que comienza los ensayos de la nueva temporada de Siete vidas (Tele 5).

Año 1962. Una joven actriz se embarca en el transatlántico Cabo San Roque.

Iba con la compañía de teatro, para actuar en el Odeón de Buenos Aires. Toda una aventura. Hicimos escala en Canarias, Montevideo, Río de Janeiro...

Espero que no se mareara.

Yo no, pero el pobre Alfredo Mañas, autor de la obra, se pasó el viaje en el camarote vomitando.

Y alcanzaron el destino.

Argentina nos pareció espectacular. Íbamos invitados a todas partes, y recuerdo una cena con Alberti, León Felipe, Juan Antonio Bardem y Miguel de Molina, que cantó para nosotros.

La imagino fascinada.

Desde luego. Allá todo tenía mucho relumbrón, pero nosotros estábamos sin un duro. Resulta que tras la obra nos contrató la televisión pública argentina. Pero nos pagaba con vales que no valían para nada. No podíamos ni comprar una lata de sardinas. Pero, eso sí, nos alojábamos en el Sheraton.

Pobres, pero con pedigrí.

Sí. El director del hotel nos esperaba en el vestíbulo para preguntarnos que cuándo pagaríamos, pero le dábamos largas. Una de las veces bajé en el ascensor con María Asquerino, que era la primera actriz, y cuando el hombre nos fue a recordar la deuda ella dijo: "Usted no me hable", muy digna. Todavía nos reímos cuando lo recordamos.

No me extraña.

Otro día, María me dijo que íbamos a cenar a un sitio bien, que me pusiera guapa. Fuimos y de repente la veo llorar. Habían echado gases lacrimógenos.

No sería el del Sheraton.

No, se estaba cociendo un golpe de Estado y había tanquetas en las calles.

¿Se quedó mucho tiempo?

Cuatro meses. Y luego me di a la fuga. Tenía el billete de avión pagado y María me prestó dinero. Una verdadera aventura.