_
_
_
_
TELEVISIÓN | ELECCIONES EN CATALUÑA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Debate o ponencias

Tomàs Delclós

El lunes se celebró el primer debate sectorial en el canal 33 con representantes de los cinco partidos parlamentarios. Fue sobre política general. Ahí estaban Felip Puig, Miquel Iceta, Dolors Nadal, Pere Esteve y Jaume Bosch. La distribución de tiempos, temas y su educado cumplimiento hizo que el debate se acercara más a un desfile de ponencias. No abundaron las réplicas y contrarréplicas. Puig fue quien chupó más cámara. No porque se excediera en sus turnos de intervención, sino porque era frecuentemente enfocado negando silenciosamente con la cabeza las reiteradas críticas de los otros a la tarea de la Generalitat. En estos casos, no sabes qué transmite más convicción: si los argumentos que sólo escuchas o ver los cabezazos -no, no, no- de quien los rechaza. Si los cabezazos resulta que tuvieran más impacto mediático que las exposiciones orales... Puig sería el ganador.

Más información
Alud de críticas a Pujol tras admitir trampas en los conciertos escolares

Los cinco conferenciantes se explicaron de manera entendible y argumentada. No hubo gresca. Pere Esteve fue la víctima predilecta en el capítulo de alusiones personales por parte de Puig achacándole la ausencia de ERC en las Cortes en el último debate sobre inmigración y, como era previsible, recordándole su pasada vinculación con el partido del Gobierno cuando se lanzó a criticar la segunda ley del catalán, que Esquerra no apoyó por timorata y que CiU cocinó cuando Esteve se sentaba en su cúpula. A cambio, Pere Esteve era el único que con cierta frecuencia dejaba de contemplar al moderador, en el rincón izquierdo de la mesa, y se dirigía a la cámara, en un tú a tú con los espectadores en el que prescindía del resto. Se dijeron algunas cosas gordas como que sobrevive el caciquismo y en las comarcas del Ebre todavía hay muertos que votan. Y quedó claro que, desmintiendo el dañino tópico, no todos son lo mismo tanto cuando hablaron de Europa como de listas electorales o de lengua, tema en el que reinó unas pasmosa moderación, como no queriendo asustar a ningún votante. Hasta el punto que no fueron los nacionalistas, sino ICV, quien sacó lo de los Països catalans.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_