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Reportaje:ELECCIONES EN CATALUÑA

113 contra la dictadura

Hoy se cumple el 30º aniversario de la 'caída' de más de un centenar de oponentes a Franco en Santa Maria Mitjancera

Francesc Valls

Hoy se cumplen 30 años de un domingo en que el Barça estuvo imparable. Ganó por 4-0 al Granada. Y Johan Cruyff, en su primer partido con el FC Barcelona, marcó dos goles. Ésa fue una de las pocas alegrías que se llevaron a la Jefatura Superior de Policía de Barcelona los culés que se hallaban entre los 113 detenidos de la Assemblea de Catalunya, plataforma unitaria contra la dictadura franquista. El centenar largo de opositores se habían reunido el 28 de octubre de 1973 en la parroquia de Santa Maria Mitjancera, en la barcelonesa calle de Entença. Abajo se celebraba misa y arriba, en la primera planta, se conspiraba contra el franquismo. Mosén Antoni Torner -fallecido hace dos años- les había cedido el local. Paradójicamente, en 1936 los comunistas habían encarcelado al cura Torner por no querer ir a la guerra. Casi 40 años después de la contienda, el sacerdote cedía los locales para esa oposición que en cubierta lucía personalidades llamadas "demócratas independientes" y cuya sala de máquinas estaba regentada por los más variados comunistas.

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"El pretexto era que nos habíamos reunido para estudiar la Pacem in terris, de Juan XXIII", explica Miquel Sellarés, agnóstico y cabeza visible del pujolismo en la Assemblea a través de los Grups d'Acció al Servei de Catalunya (GASC). "Cuando llevábamos un rato reunidos, nos dimos cuenta de que estábamos rodeados por la policía y precisamente estaba hablando yo", recuerda Antoni Gutiérrez Díaz, dirigente del comunista Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC), ya entonces con tres años sobre sus espaldas en el penal de Burgos y sobre el que pesaba una orden de busca y captura desde 1969.

"Me había afeitado la barba, pero no me sirvió de nada; cuando entró Navales [policía adscrito a la Brigada Político-Social], me dijo: 'Ya te tenemos, Guti", recuerda el veterano dirigente comunista. "Empecé a correr y salté por varias azoteas. Cuando había recorrido un par, vi a unos jóvenes barbudos y grité: '¡Venga! ¡Corred! ¡Vienen a por nosotros!", narra Sellarés amargamente, porque resulta que los barbudos trabajaban para el enemigo. Sacaron las pistolas y le encañonaron. "Por suerte, pude deshacerme de una miniagenda que llevaba encima arrojándola por las rejillas del desagüe de una azotea", añade. Al Guti no le fue mejor. El abogado comunista Josep Solé Barberà intentó escabullirse escondiéndose en un confesionario, pero tampoco tuvo suerte. Todos acabaron ese domingo de gloria del Barça en los siniestros calabozos de la Via Laietana. Solé Barberà compartió cuerda de presos con unos jovencísimos Josep Lluís Carod -del marxista-leninista PSAN-, los banderas rojas Joan Subirats y Lluís Crespo, el ya más maduro Agustí de Semir y un veterano de los calabozos: Jordi Carbonell.

Algunos de los 113 detenidos estuvieron tres meses en la Modelo. En la cuarta galería se estableció una isla de libertad. Allí algunos probaron por vez primera el caviar -Carod- y otros se fumaron algunos de los Montecristos del 2 con que la Cuba castrista obsequiaba a Solé Barberà. Con todo, la libertad era engañosa. La dictadura continuaba su siniestra andadura. La prueba fue la ejecución a garrote vil de un joven anarquista llamado Salvador Puig Antich, que esos días aguardaba en la misma Modelo.

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