_
_
_
_
Entrevista:JOSEP MIQUEL APARICIO | Licenciado en Filología Catalana | UN PASO POR DELANTE

"La universidad no está para dar empleo"

Aparicio, dueño de una librería de literatura en valenciano y castellano, lamenta la fama de "separatista" de la carrera que estudió

Su rumbo viró a los 21 años: de Comunicación Audiovisual, en la Universidad Cardenal Herrera-CEU, a la licenciatura de Filología Catalana, en la Universitat de València. "Cuando tienes dieciocho años pasa lo típico. Tu familia te recomienda que no hagas Filología Catalana porque no tiene salida, pero era lo que me gustaba", explica el licenciado Josep Miquel Aparicio (Valencia, 1977). Una vez allí se sacó la licenciatura en cuatro años y se matriculó en el segundo ciclo de Filología Italiana, de la que le queda una asignatura.

Josep hizo sus tentativas enviando traducciones y percibió que "las editoriales tienen las directrices muy marcadas y prefieren la traducción de Quim Monzó a la de un anónimo". Sin embargo, está ilusionado con lo estudiado, aunque no se amolde a las perspectivas laborales: "A veces parece que se nos haya olvidado que la universidad no está tanto para insertarse al mundo laboral, como para dar conocimientos, y la uniformidad lingüística es mala", expresa un licenciado partidario de incrementar el conocimiento de lenguas afines para abrir mercados y contrarrestar el desequilibrio lingüístico existente. Esa misma concepción de independencia inspira A peu de pàgina (llibres escollits), una céntrica librería que montó hace cuatro meses con la literatura que le apetece: "No hay montañas de libros porque no tengo compromisos publicitarios con editoriales. Intento tener buena literatura, traducida, en castellano y en valenciano", comenta. Para montar la aventura necesitó de la familia, que avaló el crédito contraído con el banco. El poco dinero que ahorró trabajando en Tele Pizza y cargando y descargando muebles, mientras estudiaba, se invirtió en un sueño, esta librería que le obliga a estar despierto los siete días de la semana porque nunca cierra.

Jamás se mareó con la idea de opositar, la salida natural de la mayoría de los licenciados en esta titulación, porque con 23 o 24 años le aterraba pensar en un trabajo de por vida: "Con esta edad lo que tienes que hacer es viajar, trabajar y conocer gente", se sincera Aparicio, que pertenece a una titulación con fama de "radical, roja y separatista". "Tienes que ir con cuidado al decir que has estudiado Filología Catalana, porque puedes verte inmiscuido en una discusión estúpida".

Considera que las filologías no son complicadas, aunque comparten algunas troncales instauradas como verdaderos huesos; son los casos de Lingüística y Latín. Los de su licenciatura se topan con dificultades en Gramática Histórica y Sintaxis Catalana aunque en muchas ocasiones, el grado de dificultad depende del docente.

Respecto a las prácticas, las califica de "mundo oscuro", ya que en ocasiones sólo valen "para ahorrarse sueldos" y a la hora de convalidarlas implica el doble de esfuerzo del estudiante, que para ganar un crédito debe realizar 20 horas, en lugar de las 10 exigidas académicamente. En cambio aconseja la experiencia Erasmus, aunque aquí el tiempo no es subjetivo: "Me fui con 24. Tienes que irte antes porque a esa edad piensas que estás estudiando cuando tu primo se está casando".

De familia valenciana, su hogar es un ejemplo de la diversidad lingüística: "Con mi padre y hermana hablo en valenciano, y con mi madre y hermano en castellano".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_