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Reportaje:

'Las madres del soccer' se quedan sin Liga

Quiebra la competición de fútbol profesional femenino en EU UU en la víspera del Mundial

Javier Casqueiro

Las madres del soccer son un movimiento social, cultural y político digno de estudio en Estados Unidos, pero no generan suficiente dinero o interés en los grandes patrocinadores para sostener una Liga profesional de fútbol. El lunes pasado, a falta de sólo cinco días para la apertura del Campeonato Mundial que se celebrará las próximas semanas en Estados Unidos, los responsables de la Liga profesional femenina que se inauguró sólo hace tres años anunciaron el final de esta aventura tras 100 millones de dólares de inversión y una escasa respuesta de audiencia y de anunciantes. El deporte femenino de equipos de clubes no cuaja en Estados Unidos.

El próximo domingo, la selección, que sí atraia pasiones, inaugura frente a Suecia, en el estadio RFK de Washington, su participación como actual campeona. Se esperaba un gran acontecimiento. Algo otra vez muy patriótico. Ahora, pese a la pujanza futbolística del equipo, el partido está teñido de negras sombras. Las circunstancias y la inoportunidad han colgado sobre las jugadoras anfitrionas y campeonas otra presión añadida. Creen que si hacen un gran papel podrían revitalizar al mercado, atraer nuevos patrocinios y salvar una Liga más que moribunda.

Las medias de espectadores en los estadios y por televisión eran ridículas

Los responsables de la WUSA, la asociación que creó hace tres temporadas esta Liga profesional femenina, no se dan ya tampoco esa esperanza. La junta que rige esa Liga se reunió el lunes pasado en Nueva York y acordó por unanimidad cerrar el negocio. Ya sólo queda una Liga profesional deportiva para las mujeres en Estados Unidos, la de baloncesto, también en crisis.

La WUSA ha invertido en estos tres años unos 100 millones de dólares. Y necesitaba entre 16 y 20 millones más para mantener viva la mecha. No los encuentran. No hay suficientes inversores de entidad dispuestos a apoyar más tiempo este extraño proyecto, que peleaba contra poderosos intereses comerciales y televisivos sobre otros deportes. Sólo estaban comprometidas dos cadenas de cable, Time Warner y Comcast, pero hacían falta otras seis grandes compañías. Los porcentajes de espectadores, en los estadios (6.650 el último año) y en la televisión (0,1%), eran ridículos.

El fútbol europeo (soccer) es un deporte en auge en Estados Unidos, pero en determinados sectores más bien urbanos y con algunas barreras que parecen infranqueables. El soccer funciona bien entre los chavales más jóvenes (unos 8,5 millones) y las chicas (2,5 millones), sobre todo desde la aprobación de una ley federal (título IX) que prohíbe la discriminación deportiva en las escuelas. El Mundial masculino organizado en 1994 fue un éxito de público y económico, pero no ha permitido todavía desarrollar una Liga profesional de un nivel medio europeo.

Los éxitos de la selección femenina, campeona en 1991 y 1999, dispararon durante un tiempo la atención general sobre este deporte. Sobre todo, tras la final del torneo de hace cuatro años, disputada ante más de 90.000 familiares fans en el Rose Bowl, y que cautivó una audiencia televisiva de 40 millones de consumidores. Se construyeron, incluso, dos iconos sobre la figura de Mia Hamm, la mejor jugadora, y de Brandi Chastain, que se quitó la camiseta para celebrarlo.

Pero ese espejismo ha durado tres sesiones. El fundador del invento, John Hendricks, ha reconocido que, además de los bajos índices de audiencia y las pobres inversiones publicitarias, tampoco ha ayudado nada la crisis económica general que vive el país.

Ahora sólo queda esperar "un milagro", dicen algunos directivos y las más optimistas jugadoras. Y la única solución mágica puede llegar a partir de este fin de semana, cuando comience en seis ciudades de Estados Unidos el nuevo Mundial. Un torneo que parece gafado, tras ser suspendida su organización en China el pasado mes de mayo por la epidemia de la SARS y que ahora podía verse afectado por los coletazos del huracán Isabel. Participarán las 16 mejores selecciones, que jugarán 32 partidos en los próximos 23 días. España no está. Estados Unidos, formada por 19 jugadoras enroladas en alguno de los ocho equipos hasta ahora de la WUSA, es la favorita. Y si ganan, pueden empezar a rezar.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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