Un error de Cavallero da la victoria al Betis en Balaídos
En lo que va de curso se ha puesto el equipo vigués tantos trajes como partidos, pero sólo se ha sentido a gusto en su versión clásica del 4-2-3-1. Ayer presentó una fisonomía asimétrica, con Silvinho de carrilero, Jesuli centrado, y Gustavo de extremo derecho. Y con Mostovoi en el banquillo. Como esta vez no faltó gente arriba, tuvo el dominio y ciertas ocasiones, pero la máquina chirriaba. Vivir, vivió del talento individual, pero el desconcierto fue notable. La consecuencia lógica de un equipo en el que nadie juega en su lugar natural. El desorden fue en aumento en la segunda mitad, en la que Lotina fue incrementando el potencial ofensivo a medida que estrechaba el campo. Mostovoi, Edu, Gesuli, Jandro y Milosevic acabaron estorbándose en un palmo de terreno, sin nadie ya en las bandas que arrojase luz sobre el caos.