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El presunto 'asesino del naipe' declara ahora ante la juez que es inocente

Galán asegura que "los asesinos, dos rapados", le amenazaron de muerte para que se inculpara

F. Javier Barroso

El asesino del naipe confeso, Alfredo Galán Sotillo, de 26 años, declaró ayer a petición propia ante la titular del Juzgado número 10 de plaza de Castilla y se desdijo de todas sus anteriores testificaciones. El ex militar, que se entregó el 3 de julio de Puertollano (Ciudad Real), explicó que vendió la pistola que trajo de Bosnia, una Tokarev del calibre 7,62 milímetros, a dos rapados que la emplearon para los seis homicidios. Después, éstos le amenazaron de muerte a él y a su familia y le obligaron a entregarse a la policía. Galán exige protección policial para facilitar los nombres de los dos criminales.

Galán mantuvo ante la juez que vendió el arma "a un conocido en enero". Se trataba de un cabeza rapada vinculado a los Ultrasur (seguidores radicales del Real Madrid), del que sólo conocía su nombre y apellidos. A finales de marzo, el comprador de la pistola y un amigo de éste, de unos 33 años, del que sólo conoce su apodo, se presentaron en su lugar de trabajo, en el pasaje Carlos III de la calle de Goya (Madrid). Ambos le dijeron que no comentara con nadie que les había vendido el arma, porque ésta tenía sus huellas.

Unos 15 días después, a mediados de abril, los dos supuestos asesinos le citaron en el parque del Oeste. Allí, según mantuvo el asesino del naipe confeso, comenzaron a beber cervezas. "Entre risas fueron contando detalles de todos los crímenes ocurridos en la provincia de Madrid. En concreto, que marcaban las cartas que arrojaban a las víctimas y que estaban actuando los dos para evitar que en ningún momento se delataran mutuamente", declaró Galán.

Éste añadió que uno mataba en lugares cerrados, mientras que el otro ejecutaba a sus víctimas en zonas abiertas. Según el testimonio de Galán, los dos acudían a los lugares elegidos para asesinar. Al que no le tocaba matar conducía el coche. Solían cambiar de modelo en cada crimen. Además, al conocer ahora todos los detalles, me convertía en cómplice", añadió.

Los dos supuestos asesinos acudieron a finales de abril a su domicilio. Según Galán, el acompañante de la persona a la que le vendió la pistola le tiró contra la pared y le encañonó con otra arma, "al tiempo que le decía que se autoinculpara para tranquilizar a la policía". "Si me negaba, me matarían, puesto que con los datos que ellos me habían proporcionado, me iban a creer", añadió.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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