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Las autopistas catalanas registraron ayer hasta 40 kilómetros de colas

Las principales retenciones se produjeron en los peajes de El Vendrell y Tarragona

Las autopistas catalanas soportaron ayer hasta 40 kilómetros de colas. Fue el tercer fin de semana consecutivo de operación salida con colapsos en la carreteras. La vía más conflictiva volvió a ser la A-7. En las carreteras de acceso a la Costa Brava y la Costa Daurada también se produjeron retenciones importantes. Un incendio en el Ordal y dos accidentes de tráfico en Gelida y Maçanet complicaron aún más la situación.

Aunque el Servicio Catalán de Tráfico (SCT) preveía que la jornada sería complicada en las carreteras, las interminables colas cogieron por sorpresa a más de uno. Las primeras retenciones no se hicieron esperar. A las 7.30 horas ya había retenciones de hasta cinco kilómetros en el peaje de Tarragona. A medida que fue pasando el tiempo la cosa fue en aumento y se alcanzaron los 10 kilómetros a media mañana.

Pero eso no fue todo. De hecho, había colas en todos los peajes de la zona sur. Los de El Vendrell sumaron también unos 10 kilómetros y el de Martorell llegó a tener hasta 20 kilómetros de cola, en parte procedente de Barcelona y en parte formada desde la zona de Sant Cugat, donde se registró un accidente.

Por si la afluencia de conductores no fuera suficiente, otros factores ayudaron a potenciar los colapsos. Uno fue un pequeño incendio en Maçanet que provocó numerosas retenciones. El otro fue un fuego en el Ordal, en el término de Subirats, que hizo necesario cortar durante un tiempo la nacional 340. Las autoridades pueden desviar el tráfico e incluso solicitar a las empresas concesionarias que levanten las barreras cuando queda cortada la carretera alternativa a la autopista. Ayer no lo hicieron, según explicaron fuentes de ACESA. No obstante, los conductores, que estuvieron informados del corte de la N-340 por las emisoras de radio, sí se desviaron por la A-7, de modo que aumentó el colapso en esta vía.

Los problemas de la autopista A-7 no se produjeron sólo al sur de Barcelona, aunque ésta fue la zona más afectada desde mediodía hasta las dos de la tarde. También en el norte, entre Montmeló y el peaje de La Roca, se registró, casi a la misma hora, una cola que llegó a superar los seis kilómetros. Asimismo, el paso de la frontera por la misma autopista resultó ayer especialmente conflictivo, con colas en ambos sentidos de la marcha.

Aunque se esperaban problemas, la verdad es que ni los responsables del tráfico ni los de las autopistas esperaban tantos. Para explicar lo ocurrido, unos y otros utilizaron el mismo argumento: las costumbres cambian y los ciudadanos espacian el inicio y el final de las vacaciones. Traducido, esto significa que quienes piensen viajar el próximo fin de semana deben preparase: puede ser igual de malo.ACESA pretendía sustituir los peajes que ahora se hallan en el tronco central de la autopista, entre Barcelona y Tarragona, y ponerlos en cada una de las salidas. Con esto se evitarían no pocas paradas a los automovilistas, que simplemente cogerían la tarjeta en el actual peaje de Martorell y pagarían en el punto en el que abandonaran la vía. Las negociaciones con el entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Albert Vilalta, parecían ir por buen camino y en el año 2000 estaban casi ultimadas. La llegada al ministerio de Francisco Álvarez-Cascos zanjó la cuestión. El ministro decidió que ese asunto no era prioritario para su departamento.

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La modificación de los peajes troncales hubiera supuesto que un automovilista tomara la tarjeta en Martorell y no tuviera que parar, como ahora ocurre, en El Vendrell, en Tarragona y en Móra la Nova.

Una de las personas que ayer sufrieron las largas colas de la autopista lamentaba: "Los catalanes somos los que pagamos más peajes, pero los que utilizamos la A-7 al sur de Barcelona, encima, tenemos que pararnos repetidamente". Es algo, seguía quejándose, que no le pasa a nadie más. En la zona norte, tras el peaje de La Roca sólo se paga a la salida o en la frontera. Cuando la A-7 se desvía hacia Zaragoza y se convierte en A-2, también se toma la tarjeta y sólo se paga a la salida o al final. En cambio, los que viajan entre Tarragona y Barcelona tienen que parar y pagar hasta tres veces sin necesidad, porque el actual desarrollo de la técnica lo hace innecesario.

Las negociaciones sobre el cambio en la mecánica de los peajes de la zona incluían la posible ampliación de la vía por debajo de El Vendrell y hasta Tarragona, una zona donde sólo hay dos carriles. "El tráfico es hoy mucho más intenso que hace 10 años, pero la infraestructura es la misma y está empezando a ser claramente insuficiente", aseguró un portavoz de la concesionaria. No obstante, la posibilidad de ampliar un carril en ese tramo no es algo que dependa de la empresa. En la medida en que es una concesión del Gobierno central, tiene que ser él, a través de un convenio, el que lo proponga. Esta negociación también quedó frustrada porque tampoco era prioritaria.

Imagen de la retención en la A-7 entre El Vendrell y Tarragona, ayer a mediodía.
Imagen de la retención en la A-7 entre El Vendrell y Tarragona, ayer a mediodía.JOSEP LLUÍS SELLART

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