Las llamadas de la traición
El diputado socialista Eduardo Tamayo llamó cinco veces al constructor Francisco Vázquez entre el 23 de mayo y el 9 de junio
Las llamadas desde el teléfono móvil oficial del diputado madrileño socialista desertor, Eduardo Tamayo, hacia el constructor Francisco Bravo Vázquez, que se encargó de reservar la habitación del Hotel Los Vascos tras su fuga, dibujan unas sospechosas relaciones desde el mismo cierre de campaña electoral con el agente inmobiliario al que conoció hace cinco años.
23 DE MAYO
Cierre de campaña
El viernes 23 de mayo, a las 14.18 horas, mientras sus demás compañeros de filas reponen fuerzas de sus actos electorales antes de afrontar la última tarde de mítines, Tamayo saca unos minutos para llamar a su empresario amigo. Faltaban apenas tres horas para el comienzo del acto del mitin final de su jefe de filas, Rafael Simancas, en el auditorio del parque Ferial Juan I, con el respaldo del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.
25 DE MAYO Recuento de votos
La penúltima llamada del 25 de mayo de Eduardo Tamayo no va dirigida a ningún miembro de su partido. Esa noche, escrutado el 99,80%, es claro que Esperanza Aguirre no logra la mayoría absoluta, aunque el PP mantiene que con los votos de residentes ausentes es posible el milagro. Durante el recuento de votos, al borde de la medianoche (23.50), Tamayo llama a su amigo constructor. El análisis poselectoral de Tamayo con el agente inmobiliario dura seis minutos.
28 DE MAYO
El voto por correo
El 28 de mayo, todos los socialistas se hallan pendientes de un recuento de 22.000 votos de residentes ausentes que, en principio, no debería cambiar el resultado favorable a la izquierda. Simancas no quiere lanzar las campanas al vuelo hasta que acabe este escrutinio. Cada hora, se escrutan 1.500 votos. Cada hora, Simancas avanza un peldaño hacia la presidencia regional. La matemática lo auguraba de antemano: Esperanza Aguirre necesitaba 30.000 votos. Esa tarde, con el peso de los últimos votos vencidos hacia Simancas, el diputado desertor telefonea al constructor Francisco Bravo Vázquez a las 17.18. Apenas minuto y medio. No hace falta más. Su escenario político odiado, el pacto PSOE-IU, ya está a un paso.
30 DE MAYO
"Muchas coincidencias"
El 30 de mayo comienzan las reuniones de PSOE e IU para negociar la confección del Gobierno regional. Ambos partidos se felicitan del tono de este primer encuentro. Ven "muchas coincidencias" entre sus respectivos programas. Como cada vez que hay un hito en el camino hacia el Gobierno conjunto, se produce una llamada de un minuto de Tamayo a Bravo Vázquez. El tiempo de establecer una cita, o radiar un parte del estado de la cuestión. La cosa avanza de modo contrario a sus intereses.
El PSOE, por ahora, sólo ve "muchas coincidencias" entre sus llamadas, pasos, andanzas y amistades con una oscura trama inmobiliaria que pertenece a "una derecha sociológica".
9 DE MAYO
Horas antes de la deserción
En la noche del lunes 9 de junio, Eduardo Tamayo acude al despacho de José Blanco, que ha recibido mensajes difusos del malestar de este miembro del grupo de Renovadores por la Base. Eduardo Tamayo se queja de que Blanco, secretario de Organización del Partido Socialista Obrero Español, estuvo más pendiente de la televisión que de lo que le estaba contando. El PSOE considera que Tamayo sólo pretendía tener una coartada para justificarse al día siguiente ante los medios de comunicación.
Su mentor político, José Luis Balbás, utilizará esa cita para aventar la idea de que la dirección del PSOE sabía del golpe de mano que se preparaba y no hizo nada por evitarlo. Tamayo llama dos veces a Balbás tras salir de la reunión con Blanco. Dos llamadas de un minuto a partir de las 21.00 con un intervalo de 13 minutos. El propio Balbás asegura que tras la cita en Ferraz, creyó que el conflicto de Eduardo Tamayo se había desactivado. El temor que Balbás decía tener antes del encuentro de que un diputado socialista no votase, a modo "de vacile", se habían desvanecido. Sorprendentemente, le llevó algo más de tiempo a Tamayo desahogarse con su amigo constructor: tres minutos y 12 segundos. Como en otras ocasiones, su llamada fue la penúltima del día.
El 10 de junio consumó en pocas horas su "felonía", según la definición de José Blanco. Ese día no tuvo ocasión de llamar al constructor con su teléfono móvil habitual, que abandonó a las 10.00.
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