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Zombies apocalípticos, un extraño trío y pocos rostros famosos en la apertura de Cinema Jove

Un espléndido corto y un discreto filme de Danny Boyle inauguran el festival

A falta de Lester, Vinterberg y Ugalde, los tres grandes homenajeados en esta edición, que sí estarán presentes en la gala de clausura, Cinema Jove abrió ayer fuego con una buena ración de cine para todos los gustos, muy en la línea del espíritu del festival. El corto Archipiélago, de León Siminiani, y el estreno de 28 días después, la última película del británico Danny Boyle, remataron una gala de inauguración breve y discreta cuyas caras más conocidas fueron el director y productor José Luis Cuerda y los actores Ernesto Alterio y Guillermo Toledo.

Los actores y guionistas Gustavo Salmerón y Santiago Chávarri se ganaron hace dos años el honor de ser los presentadores de las galas de Cinema Jove al representar un curioso sketch, basado en los equívocos de la traducción simultánea, cuando recogieron el premio por su corto Desaliñada. El mismo recurso utilizaron anoche para conducir una ceremonia de apenas media hora de duración en la que, aparte de las tradicionales presentaciones de los ciclos y secciones del certamen, se rindió homenaje a la figura del animador polaco Piotr Dumala, el único de los cineastas a los que el festival dedica una retrospectiva que estuvo presente en el Teatro Principal.

La ceremonia de apertura del festival se cerró con la proyección del corto Archipiélago, de León Siminiani, obra ganadora del I Premio Proyecto Cortometraje Mercado Cinema Jove, y el estreno en España de 28 días después, de Danny Boyle. Archipiélago es uno de esos ejemplos, desgraciadamente poco abundantes, de cómo un buen guión puede traducirse en una gran película. Partiendo de una historia sencilla -la plácida aventura de una pareja de recién casados en una paradisíaca isla caribeña-, Siminiani desarrolla una trama casi terrorífica, en la que la súbita aparición de un extraño, un antiguo amor de la mujer, desentierra todos los fantasmas del pasado para cambiar la realidad y el tono del relato. El proyecto inicial ganó el año pasado, frente a otros 43 candidatos, el premio que convoca el Mercado Internacional del Cortometraje y se ha hecho realidad en una obra que, como señaló el director del certamen, Rafael Maluenda, "prestigia el premio".

El corto de Siminiani fue la gran sorpresa cinematográfica de la noche, pues la expectación que había levantado el estreno en España de 28 días después, el último filme de Danny Boyle, se diluyó a los pocos minutos de la proyección. La apuesta de Boyle por recrear el cine de muertos vivientes que vivió su momento de gloria en la década de los 70 se convierte, por culpa de un excesivo celo en el minimalismo estético, en un largo video-clip plagado de trucos visuales cuyo interés es más que cuestionable. Sobre todo si se tiene en cuenta que la intención de Boyle era construir una especie de parábola sobre el poder destructor del hombre, algo que sólo se manifiesta en pequeñas pinceladas verbales y en alguna secuencia aislada, como la del prisionero infectado por el virus maligno que desencadena el moderno apocalipsis, que es atado a una cadena por sus compañeros como estrategia de aprendizaje. Ni siquiera el pretendido homenaje a determinados géneros cinematográficos, como el cine de catástrofes, el terror de serie B o el bélico, funciona en una película decepcionante cuyo único logro es dejar la sensación de que se ha asistido a un espectáculo claustrofóbico.

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