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Palacio confía "plenamente" en la voluntad de Londres de llegar a un acuerdo sobre Gibraltar

La ministra considera que las declaraciones de MacShane no interfieren en el proceso

La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, dio ayer por satisfactoriamente cerrado el incidente provocado por las declaraciones sobre Gibraltar del secretario de Estado británico para Europa, Denis MacShane, después de que el Foreign Office hiciera público un comunicado en el que reitera "el compromiso" del Reino Unido con el llamado Proceso de Bruselas, abierto en 1984 con el objetivo de llegar a un acuerdo sobre la soberanía del Peñón. "Confiamos plenamente en el compromiso del Gobierno del Reino Unido", dijo Palacio.

El comunicado del Ministerio británico de Exteriores fue hecho público ayer por la mañana. Ana Palacio había hablado por teléfono con su homólogo, Jack Straw, el pasado domingo, día en el que las declaraciones de MacShane fueron publicadas por este diario. "España y Gran Bretaña tienen cosas más importantes de qué hablar que Gibraltar", manifestó el subordinado de Straw que se ocupa directamente del Peñón.

MacShane se distanció, además, del Proceso de Bruselas, que describió como "un acuerdo cerrado hace 20 años por Margaret Thatcher con España y que no ha producido resultados"; afirmó que Londres no podrá llegar a ningún compromiso con Madrid si los gibraltareños se oponen; estimó que tendrá que pasar mucho tiempo antes de que se reanuden las negociaciones para compartir la soberanía suspendida el pasado mes de julio, y aseguró que la base naval, que ocupa más del 50% del territorio del Peñón, tendrá que ser siempre de soberanía británica.

Exteriores acogió con sorpresa estas declaraciones a la prensa, porque, según fuentes diplomáticas españolas, no correspondían a la posición que el Foreign Office transmite en los contactos oficiales. Pero hubo también clara irritación porque el británico dijo que "Gibraltar es para Gran Bretaña algo muy parecido a lo que Ceuta y Melilla son para España", una comparación que, en opinión de la diplomacia española, no está fundamentada ni jurídica ni políticamente.

El secretario de Estado español para Europa, Ramón de Miguel, que habló el mismo domingo con MacShane por teléfono, tachó estas declaraciones de "sorprendentes, insólitas e inoportunas". El presidente del Gobierno, José María Aznar, había escrito el pasado mes de mayo una carta a su colega británico, Tony Blair, invitándole, entre otras cosas, a reanudar el diálogo sobre Gibraltar, interrumpido hace un año. La semana pasada, Palacio dio a entender, sin embargo, que no esperaba un acuerdo a corto plazo, aunque sí aseguró que el Gobierno haría todo lo posible por cerrarlo antes del próximo marzo.

"Seguimos colaborando"

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Ayer, tras conocer el comunicado británico y las peticiones de la oposición al Gobierno de José María Aznar para que pida con firmeza explicaciones a Londres, la ministra manifestó: "Las negociaciones sobre Gibraltar se encuentran en la misma situación en que se encontraban hace un mes. Ha habido una declaración oficial del Gobierno británico en la que se dice que seguimos colaborando. No se ha conseguido ningún avance espectacular, porque estamos en una fase muy avanzada de la negociación en la que se discuten cuestiones de detalle y nada está cerrado. Pero insisto en que confiamos plenamente en el compromiso del Reino Unido".

Añadió la ministra que no quería hacer "un juicio de intenciones sobre los motivos" de las declaraciones del secretario de Estado británico, que, añadió, "no tienen por qué intervenir en un proceso que ha dado suficientes muestras de la voluntad de ambas partes para llegar a un acuerdo".

Fuentes diplomáticas en Madrid indicaron, por su parte, que, en líneas generales, MacShane "no había dicho nada nuevo", y que sus referencias a Ceuta y Melilla fueron simplemente "una forma de explicar a los españoles cuáles son los sentimientos de los gibraltareños". Con respecto al estatuto de la base militar, las mismas fuentes estimaron que, probablemente, el secretario de Estado quiso decir "control" y no "soberanía". El mismo argumento se oyó cuando Tony Blair afirmó hace un año que la soberanía de la base tenía que ser británica al ciento por ciento.

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