Atropello en Villaverde

La tensión del momento se vivió el día 2 de junio a las 21.30 aproximadamente: atropellaron a don Ignacio, el cura de la parroquia de San Félix en Villaverde Alto-Madrid. Como consecuencia de las heridas creemos que fallecerá. Por un motorista de los del barrio, de los que todos los días nos deleitan con sus carreras por la calle de Villalonso a velocidades de vértigo; indicarles que en esta calle hay un centro de mayores, un biblioteca, un centro de salud, la concejalía, la parroquia...

Sólo me queda el recurso de querer expresar mi más absoluto desprecio por las fuerzas de seguridad del Estado, también llamadas policías, jueces, fiscales, etc., por la falta de conciencia e incumplimiento de sus funciones como empleados del Estado. Probablemente todos dirán que los mandos son los que indican la pauta a seguir y los objetivos a cumplir, y éstos a su vez dirán que son los cargos políticos los que establecen estos criterios, y así los políticos a su vez dirán que las estadísticas dicen que la delincuencia no existe.

Nadie asume la responsabilidad, sólo nuestro anciano cura con su integridad. Quizás el nuevo alcalde, heredero de partido del saliente, salga diciendo, al igual que el ministro del Interior, de Justicia y el presidente del Gobierno, que van a erradicar la pequeña delincuencia de las calles, que van a resolver los problemas de seguridad del distrito, pero me temo que su demagogia dará lugar al olvido, y simplemente no harán nada, como siempre.

En este barrio tenemos la gran suerte de tener como vecinos de auténtico lujo a la mejor delincuencia de baja estofa de Madrid, no como otros distritos, que tienen la delincuencia de cuello blanco, a los grandes capitalistas del tráfico de drogas, armas, influencias, políticos, jueces.

Aquí pegarán a los niños y profesores que se acercan al parque Plata y Castañar, harán imposible acceder a las instalaciones públicas a las personas de bien, seguirán las carreras de coches y motos, los incendios, los robos... Seguiré mirando por la ventana cuando mis hijos se retrasen 10 minutos pensando una vez más si ellos serán el próximo moribundo tirado en el asfalto de Villaverde.