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Columna
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Casi verdad

Las pasadas elecciones han hecho más verdad que nunca eso de que "todos han ganado". Sin embargo, y aquí reside el optimismo de los dos partidos mayoritarios, los datos muestran que el PSOE, después de diez años de peregrinaje por el desierto de la oposición a nivel nacional, ha sido el partido más votado en España, y en Andalucía. Los datos también dicen que el PP condenado por los ciudadanos por el decretazo, la gestión del desastre del Prestige y una guerra ilegal e injusta, ha capeado el temporal. Ha logrado unos resultados que ni los más optimistas podían imaginar. Todos -es casi verdad- han ganado.

Claro que, a estas alturas del almanaque, es posible que el PP haya ganado más que el PSOE. La razón es que en muy poco tiempo -y queda menos para las generales y las andaluzas- ha conseguido atenuar su descalabro. Una situación a la que ha ayudado el comienzo de la desintegración del PA ya que, por su condición de partido de centro derecha, muchos de sus votos han pasado al PP. También, el aislamiento de Los Verdes en un sistema electoral como el que tenemos, les ha facilitado su tarea. Es más, a nivel de imagen, da mucho que pensar que el PP haya ganado Granada.

Una pérdida que no debería quedar enmascarada con la pírrica victoria de Monteserín. Una victoria que no puede tapar que siete de las capitales andaluzas estarán gobernadas por el PP e IU; y que cinco de estas capitales no necesitan de pactos.

Distorsionar esta realidad es confundir a Sevilla con Andalucía. Y Andalucía es siete capitales más, y sus pueblos. Además es no conocer que la sensibilidad de Andalucía oriental puede verse afectada si no se le da el protagonismo a que tiene derecho.

Tal vez, por estas y muchas más razones, sea tiempo de no apoyarse en victorias que no lo son tanto, y sí de trabajar sin ignorar posiciones que son de centro, como también dar entrada a fondo a Los Verdes. Se podría evitar que las ocupara un PP que ni es de centro (decretazo), ni cree en el medio ambiente (Prestige) ni defiende los intereses de Andalucía (Cajasur).

En cualquier caso hay que seguir mirando a Granada. Su pérdida es algo más que la pérdida de una capital; de su importancia ya sabía Boabdil, y por esta razón cuenta la leyenda que lloró. No es una pérdida cualquiera.

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