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Crítica:'FOLK' | Alboka y Nuevo Mester de Juglaría
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Nuevos (y viejos) en la plaza

Dos propuestas muy diferentes, dentro de las músicas peninsulares de filiación folclórica, abrían la semana isidril en la plaza Mayor. Los unos, vascos de exquisita sonoridad cantábrica, se estrenaban ante una audiencia mucho más nutrida de la que les suele atender por estas tierras mesetarias. Los otros son casi tan consustanciales a la estatua ecuestre de Felipe III como las amapolas al campo: confesó uno de sus portavoces, Luis Martín Díez, que ésta hacía la actuación número 21 en las fiestas madrileñas.

El septeto Alboka gravita en torno a la figura del hábil acordeonista Joxan Goikoetxea, pero el de Hernani reparte el protagonismo de forma muy democrática. De hecho, el nombre del grupo alude al ancestral clarinete doble que interpreta el gran Alan Griffin, al que 15 años de estancia en Euskadi no le han borrado ese cierto aire de distinción británica.

Alboka / Nuevo Mester de Juglaría

Ciclo Madrid, ciudad abierta. Plaza Mayor. Madrid, 12 de mayo.

El más reciente trabajo de Alboka, el prolijo Lorius (Felicidad), va ganando empaque y contundencia con los meses. Compendio de los más significativos ritmos vascos, desde el fandango al zortziko, el arin-arin o las furibundas y entrecortadas danzas de espadas, incluye algunas melodías especialmente seductoras. Y el principal reclamo de la entrega discográfica, la colaboración de la húngara Márta Sebestyén, se suple en directo con el pletórico Xabi San Sebastián, un talento vocal notable e inesperado. Sus arrestos en pasajes a capella o de instrumentación muy escasa hablan muy bien de él.

Frente a la propuesta más sofisticada y minuciosa de Alboka, el Nuevo Mester ahondó en lo que su público ya conoce de antaño y quiere seguir escuchando hoy: pura tradición castellana, abundante en jotas, bailes de rueda, paloteos o romances (en breve publicarán una triple antología en torno a este género). Sonó emocionante la interpretación de Los segadores, una pieza de alto valor reivindicativo con la que el grupo se atrevió, tímidamente, a brindar "por la paz". En este Madrid tardomanzanista, hasta las cosas más evidentes han acabado diciéndose en voz baja.

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