Libertad de expresión y justicia
Dudo mucho que cualquier persona que se autodenomina demócrata esté en contra de un derecho inalienable a todo ser humano como es la libertad de expresión.
Sin embargo, cuando el otro día recibí en mi casa de Nueva York una misiva que solicitaba mi voto para el Partido Popular vindicando en términos franquistas el buen hacer de este partido, el señor Antonio Morales Milanés me hizo cuestionar por un momento su derecho a expresarse libremente. Este señor es a la vez presidente del Partido Popular en Nueva York y encargado del censo en el Consulado de Nueva York. De forma que ha utilizado información privilegiada para enviar dichas misivas a las personas que nos encontramos inscritas en dicho Consulado.
Me gustaría citar únicamente una frase de dicha carta: "Respecto al tema de la guerra contra Irak, tengo que decirles que, como todo el mundo sabe, con el apoyo de España o sin él, con la ONU o sin la ONU, USA habría ido exactamente igual a la guerra".
Es decir, que el Partido Popular reconoce que el Gobierno español se ha aliado con un Estado que desprecia completamente todo lo que representa la ONU.
Al final pudo la razón y comprendí que este señor puede desempeñar ambas funciones sin incurrir en delito aunque siga siendo éticamente reprobable.
Mi auténtica indignación ha llegado cuando he comprobado que al juez Baltasar Garzón se le quiere expedientar por haber expresado su opinión en contra de la guerra contra Irak. Y no digamos por el proyecto de ley militar que quiere acallar el clamor popular en contra de futuras guerras que este Gobierno sabe habrá de forma inminente.
Y es que este Gobierno nos tiene demasiado acostumbrados a medir a los seres humanos con un doble rasero.
