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El transporte público sólo pierde pasajeros en donde no hay buen servicio

La población que se asienta fuera de Barcelona no dispone de metro y autobús

La última encuesta de movilidad ha disparado las alarmas al registrar un retroceso en el uso del transporte público y un incremento del privado. Pero un análisis más detallado muestra que esto es así en todo el territorio analizado (los 200 municipios que forman la región barcelonesa), pero no en la ciudad de Barcelona, donde el uso del transporte público no sólo no retrocede, sino que se impone al vehículo privado. La conclusión parece clara: el transporte público pierde pasajeros donde no ofrece un buen servicio.

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La gente se mueve más que el transporte público. La opinión de Manuel Villalante, ingeniero especializado en movilidad, resume la situación descrita por la encuesta metropolitana de 2001- 2002. En sus cifras globales, el coche avanza respecto al transporte público. Pero la explicación es simple: se trata de un territorio con un pobrísimo servicio público de transporte. Donde lo hay, en las zonas más céntricas de Barcelona, el uso del transporte público no sólo se mantiene, también crece ganando usuarios al transporte privado.

En 1996, fecha de la anterior encuesta, el porcentaje de movimientos a pie era del 33,8%. Cinco años después, ha aumentado y ha llegado hasta el 38,2%. Pero si se observa sólo la ciudad de Barcelona, el resultado es diferente y el número de desplazamientos a pie cae hasta el 32%.

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Estas diferencias se reproducen al tomar en consideración los movimientos realizados en transporte público. En el conjunto del territorio analizado, en 1996, el 31,1% de los desplazamientos se realizaban en transporte público, pero cinco años más tarde el porcentaje ha bajado al 25,4%. En Barcelona, el resultado es el contrario. En la encuesta de 1996, el 38% decía utilizar el transporte público; en el sondeo de 2001, el porcentaje no ha bajado, al contrario ha subido hasta el 43%. El 5% de usuarios que gana el transporte público es, precisamente, el mismo porcentaje que pierde el privado, que pasa del 30% al 25%. En cambio, en la región metropolitana, el transporte privado pasa del 35,1% al 36,5%.

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Los técnicos de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) explican que durante los cinco años que van de la primera encuesta de movilidad a la segunda se ha producido un fuerte incremento del número de coches privados, pero lo que está por ver es si ese incremento es la causa de que más ciudadanos usen el vehículo privado o si, por el contrario, adquieren el coche porque carecen de transporte público adecuado.

Un modo de saberlo es analizar los datos por zonas territoriales. En Barcelona, donde la red conjunta de metro y autobuses no es excesivamente insatisfactoria, los usuarios se reparten en el 25% para el vehículo privado y el 43% para el público. Si se toma la comarca del Barcelonès (incluye Santa Coloma y Sant Adrià, además de L'Hospitalet y Barcelona), la situación varía: el transporte privado se mantiene en cotas relativamente bajas (27,8%), pero el público no tiene la misma aceptación y cae hasta el 27,8%. Los datos para el resto del territorio son escalofriantes: el transporte privado supone el 47% de los movimientos; el público el 14,1%. Los otros desplazamientos se realizan siempre a pie, un modo muy frecuente en Barcelona y su área de influencia. El resultado es claro: el uso del transporte público es directamente proporcional a su oferta. Fuera de las comarcas centrales, es casi inexistente, pese al constante flujo de personas que se han desplazado a vivir o trabajar o estudiar en la primera y segunda corona de Barcelona.

La región de Barcelona se beneficia, a efectos de los desplazamientos, de disponer de una red de ciudades con centros de producción y servicios. Esto supone que buena parte de los movimientos se den en el interior de la misma comarca, reduciendo el tiempo de transporte, y palia, en parte, la falta de inversión del Gobierno catalán en transporte público.

La comarca con mayor porcentaje de movimientos internos es el Barcelonès. El 90% de los desplazamientos se hacen sin salir de ella. En el punto opuesto se halla el Baix Llobregat: los desplazamientos hacia otras zonas suponen el 27% de los movimientos de sus habitantes.

Cada semana se producen 2,5 millones de desplazamientos entre el Baix Llobregat y el Barcelonès y 188.000 entre el Vallès Occidental y el Baix Llobregat. La segunda comarca con menor movilidad interna (sus habitantes salen de la zona para trabajar, estudiar o comprar) es el Alt Penedès (22%), muy lejos del 14% del Vallès Occidental y el Vallès Oriental o del 13% del Garraf, e incluso del 17% del Maresme.

Un dato más que relevante es el de las franjas horarias en las que se realizan los desplazamientos: hasta hace unos años había horas punta y horas valle diferenciadas muy claramente. La gente se movía a las horas de las entradas al trabajo y los colegios, a las horas de comer y de vuelta a casa. Pero las franjas horarias intermedias y las nocturnas registraban poco movimiento. Eso se ha acabado. Las calles empiezan a registrar movimientos relevantes a partir de las cinco de la madrugada y se mantienen llenas hasta casi la medianoche. Es cierto que entre las 8.00 y las 9.00 se mueve el doble de gente que en la hora inmediatamente siguiente, pero a partir de las 10.00 la ocupación de las calles es constante y sólo empieza a decaer a partir de las 21.00.

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