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Reportaje:

La maldición de Alejandría

Un incendio provoca 40 heridos en la biblioteca inaugurada en 2002

Hacia el año 48 antes de Cristo, reinando Cleopatra, la Biblioteca de Alejandría sufrió un devastador incendio. Las legiones de Julio César acababan de desembarcar en la ciudad, algunos egipcios les opusieron resistencia, estalló un incendio y las llamas terminaron alcanzando a la Biblioteca. Aunque superó aquel golpe, ya no lograría recuperarse del delirio religioso provocado por la decisión del emperador Teodosio, a finales del siglo IV después de Cristo, de prohibir todas las religiones excepto el cristianismo. El furor de los fieles se abatió sobre la biblioteca, sus contenidos y su directora, la matemática Hipatia, que fue quemada sobre las cenizas de lo que aquellos fundamentalistas cristianos veían como el gran templo del paganismo.

Una hora necesitaron los bomberos para extinguir el fuego, causado por un cortocircuito
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La nueva biblioteca de Alejandría

Dieciséis siglos después, el 16 de octubre de 2002 fue inaugurada la nueva Biblioteca de Alejandría, en la Corniche o paseo marítimo de Alejandría, más o menos donde estaba la antigua y frente a donde se erigía el Faro. Ayer, hacia el mediodía, sufrió su primer gran incendio. Según las autoridades egipcias, fue causado por un cortocircuito producido en los departamentos administrativos, en el cuarto piso del edificio. Una hora necesitaron los bomberos para extinguir el fuego. Cuando lo consiguieron, solo oficinas y papeles administrativos habían sido destruidos. Las llamas, según la agencia de prensa egipcia Mena, no habían alcanzado los libros y documentos de valor histórico. Pero 40 personas fueron ingresadas en hospitales alejandrinos. La mayoría, intoxicadas por el humo.

Mientras Ismaïl Serageldin, el director del centro, ordenaba la inmediata apertura de una investigación, muchos se preguntaban qué clase de maldición pesa sobre la Biblioteca de Alejandría. Fue inaugurada oficialmente el pasado octubre por el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y su esposa, Suzanne, a los que acompañaban algunas de las personalidades que con más entusiasmo habían apoyado la idea de la resurrección: las reinas Sofía de España y Rania de Jordania; el presidente francés, Jacques Chirac, y los escritores Wole Soyinka y Umberto Eco. Pero fue una inauguración retrasada. El edificio ya llevaba más de un año abierto al público y su bautizo había sido aplazado por dos acontecimientos que desgarraron, y desgarran, Oriente Próximo: el 11-S y la Intifada.

Ése fue sólo uno más de los contratiempos de una idea marcada por los retrasos en la ejecución de las obras, la falta de recursos económicos, la carestía de libros y el poco rigor en su selección, la censura de las obras a conservar, el cambio de director y las críticas desde el integrismo islámico y el progresismo ilustrado. La nueva Biblioteca se había convertido en una nave marciana.

La idea de resucitar la Biblioteca de Alejandría nació hace ya casi 30 años. En 1989 se convocó un concurso internacional de arquitectura, que fue ganado por Snøhetta, un joven estudio de Oslo. Pero el Estado egipcio, que sólo llega a fin de mes gracias a la ayuda norteamericana, no podía financiar las obras y tuvieron que hacerse cargo los países árabes petroleros y algunos europeos. Las obras comenzaron en 1995 y concluyeron en 2000. Al final, el coste ascendió a 220 millones de euros.

En su apogeo, bajo el reino de Tolomeo III, la vieja Biblioteca de Alejandría guardaba unos 700.000 rollos de papiro. Durante casi 7 siglos fue un maravilloso espacio para la ciencia y la cultura. Allí se hizo la primera traducción del Antiguo Testamento desde el hebreo al griego, y allí nacieron la geometría, la astronomía, las matemáticas y la economía.

La nueva Biblioteca pretende resucitarla. Pero el Egipto de hoy, superpoblado, empobrecido y agitado por el fundamentalismo islámico, no es el Egipto plural y tolerante de los periodos helenista y romano. Y la Alejandría de hoy no es la ciudad multirracial que fundó Alejandro Magno; ni tampoco la ciudad cosmopolita de Foster, Kavafis y Durrell. La nueva Biblioteca de Alejandría tiene capacidad para albergar ocho millones de libros, pero hasta ahora sólo cuenta con 240.000 volúmenes. Su director sueña con que la Biblioteca de Alejandría sirva para que esta ciudad "recupere su posición como cruce de caminos entre Oriente y Occidente". Pero de lo que ayer tenía que ocuparse era de combatir un incendio.

Bomberos y empleados de la biblioteca, ayer durante el incendio.
Bomberos y empleados de la biblioteca, ayer durante el incendio.EPA

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