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Crítica:'DE TRÁNSITOS'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una vieja amiga

La vieja amiga del frecuentador de teatros es la muerte. Viene aquí otra vez la Enemiga, o la Ignorada, como prefiere el autor: la comparsa de la muerte, el paso de danza grotesca y a lo zombi de esqueletos autónomos y hechos cómicos, aparece y desaparece cada vez que alguien va a morir: es, en el programa, "la Santa Compaña".

Hay tres muertos sucesivos, porque se trata de tres monólogos o cuentecillos. No nuevos. El autor se lamentaba recientemente en una entrevista de que, a pesar de su Premio Nacional de Literatura Dramática, seguía siendo un desconocido: no creo que sea éste el sistema de ser "conocido", si es que en realidad es eso lo que desea; puede ser simplemente muy considerado, como ya lo es, y por textos de entidad. Si él no es conocido tanto como debería por su calidad y su teatralidad, lo son los actos, escritos hace 10 años y representados o publicados suficientemente. Veinte personas en una tarde de domingo no indican necesariamente que el teatro esté en crisis, sino que este juego no interesa. Él mismo lo sabe, y desafía, dice, al mercado. Pierde.

De tránsitos (Danza de la muerte)

De Jesús Campos García. Intérpretes: Maite Brik, Goyo Pastor, Jesús Campos, Silvia Peleija, Francisco Pacheco. Texto, espacio escénico y dirección: Jesús Campos García. Teatro Fernando de Rojas (Círculo de Bellas Artes). Madrid.

Están bien escritos. Los tres personajes que van a morir quedan muy dibujados. La primera, la violinista agotada, me ha gustado siempre; no sé por qué la dispara una pistola, si se está muriendo sola y es ella la que ha llamado a la Muerte pistolera; el arma es un símbolo. El ejecutivo agresivo no cesa de sobrecargar su corazón, de poner tensión en su vida: el infarto es su salida de escena. Y, en fin, la dama loca, la aristócrata arruinada, viene bien para un alarde de la actriz Maite Brik, y se escucha con interés. Pasa la Santa Compaña, finalmente, y nos vamos todos a la calle. Los veinte. No sin aplaudir el trabajo realizado por la compañía y el texto que nos entretuvo.

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