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Crónica:FÚTBOL | Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Depor toma la puerta de salida

Penosa actuación en Basilea del cuadro de Irureta, descolgado en la lucha por los cuartos de final

Xosé Hermida

El heroico vencedor en Londres, en Manchester, en Múnich o en Milán se desplomó como un fardo en Basilea, un barrio marginal de la periferia del fútbol europeo. Tanta gesta del Deportivo para acabar casi ridiculizado por un equipo de segunda fila, sin ninguna virtud futbolística especial, pero que anoche le enseñó la inexorable puerta de salida de la Liga de Campeones, a la que parece abocado si otra sucesión de gestas no lo impide. Y a pesar de lo que pudiera parecer, lo ocurrido en Basilea no fue un accidente, sino algo que se veía venir. En cuanto Makaay perdió la puntería, el Deportivo ha quedado a la intemperie, con todas sus miserias crudamente expuestas.

En España o en Europa, el Deportivo pasea cada semana su imparable crisis de identidad, esa anorexia futbolística que se ha apoderado de un equipo que tan saludable pintaba a principios de curso. El robusto Depor de hace unos meses ha sufrido un adelgazamiento galopante hasta quedarse en los huesos. El origen de la crisis es claro y tiene bastante poco que ver, pese al empeño de algunos, con las decisiones del entrenador, por discutibles que puedan ser en determinados momentos, o con una renuncia a la idea de fútbol que el equipo había pulido desde hace mucho tiempo. El Depor se ha quedado sin juego simplemente porque le faltan futbolistas en la zona donde corresponde crear. Mientras no retorne Valerón, el equipo de Irureta es un páramo de ideas en el centro del campo. Esa carencia la podría maquillar un poco si tuviese unas bandas más punzantes. Pero ahí también cuenta con bajas significativas -Fran y Víctor- y ninguno de sus sustitutos ha estado a la altura, con la excepción de algunos detalles de Luque, que no es un extremo aunque tenga que ejercer de tal en ocasiones como la de anoche.

BASILEA 1 - DEPORTIVO 0

Basilea: Zuberbühler; Haas, Zwyssig, Murat Yakin, Atouba; Cantaluppi; Barberis, Hakan Yakin (Varela, m. 82), Chipperfield (Duruz, m. 66); Rossi y Giménez. Deportivo: Juanmi; Héctor, Naybet, Andrade, Romero; Scaloni, Duscher, Donato (Tristán, m. 46), Sergio (Acuña, m. 78); Luque (Amavisca, m. 62) y Makaay. Goles: 1-0. M. 30. Gran disparo a media altura de Hakan Yakin desde fuera del área. El balón entra junto al poste izquierdo de Juanmi, que no llega en su estirada. Árbitro: René Temmink (Holanda). Lleno en el Park Sant Jakob de Basilea. Frío intenso, que dejó helado el campo en muchas zonas, aunque a simple vista apareciera la hierba normal. Los jugadores tuvieron muchas dificultades para manmtener el equilibrio.

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En descargo de la actuación del Depor en Basilea puede alegarse legítimamente el pésimo estado del campo, que el invierno alpino convirtió en una áspera pista de hormigón donde resultaba casi imposible controlar el bote de la pelota o la dirección de los pases. Pero por mucho que el Basilea esté más adaptado a esa superficie tan anómala, eso no justifica la pésima actuación del Depor ante un equipo entusiasta, con algún futbolista apreciable como el media punta Hakan Yakin, y que seguramente tendría muchos problemas para mantenerse en la Primera Divisón española. En la cortante noche suiza, los papeles estuvieron tan cambiados que el partido hasta ofreció una vaga sensación de irrealidad. Porque costaba creer que el Basilea fuese capaz de llevar el choque al campo del Depor y que llegase hasta el área encadenando pases mientras que el único asidero del conjunto de Irureta era empujar la pelota hacia arriba a ver si Makaay podía cogerla en alguna ocasión y sacarse un gol de la nada, como suele hacer últimamente. Ahí quedó retratada la terrorífica metamorfosis que ha sufrido el Depor. Antes era Valerón quien abastecía a los atacantes. Ahora se ocupa de esa misión gente como Héctor, de un voluntarismo encomiable, pero que debería estar para otras cosas.

La inspiración de Makaay, que marca hasta con la uña, había permitido en las últimas jornadas disfrazar el penoso estado del Depor. Pero estaba visto que alguna vez el holandés tendría que fallar y con él se desplomaría el resto del equipo. Y eso fue lo que sucedió en Basilea. El Depor sufrió como un condenado en la fase inicial del duelo, en la que los suizos incluso mandaron un balón al palo. Y entonces llegó el momento de Makaay en dos jugadas sin ningún secreto, perfectamente previsibles a la vista de que no había otro argumento para alcanzar el área. Fueron dos pelotazos, uno de Luque y otro de Scaloni, que en el espacio de apenas cuatro minutos dejaron a Makaay solo ante el portero. Como nadie es infalible, ni siquiera un rematador tan portentoso, el holandés extravió la puntería y a partir de entonces, el Depor se quedó ya definitivamente desnudo. Sobre todo, porque el Basilea sí encontró el gol sólo un instante después.

Ya que el Depor no existe fuera del área, Irureta decidió intentarlo con lo único que le resta, sus delanteros, cuya nómina completa compareció tras el descanso. Pero como el fútbol se juega en todo el campo, no sólo de frente a la portería, la propuesta únicamente sirvió para crear una falsa sensación de dominio sobre un rival que, en realidad, pasó muy pocos apuros. En el banquillo también estaba Valerón, pero Irureta aún no se fía de su estado físico. Y sin El flaco, al Depor no hay quien lo cure de una anorexia que, salvo milagro, le va a dejar fuera de Europa.

Romero y Hakan Yakin pugnan por el balón.
Romero y Hakan Yakin pugnan por el balón.EFE

La culpa, del césped

Nadie lo quiso poner como excusa, o eso decían, pero lo pareció. Todos aludieron al estado del césped para justificar en parte la pésima actuación del Depor. El terreno de juego estaba helado en uno de sus extremos y allí "era imposible jugar", explicó Duscher. Más que sus propios jugadores, fue el entrenador, Javier Irureta, quien insistió en los perjuicios ocasionados a su equipo por la dureza y lo resbaladizo de la hierba. "Era muy difícil mantener el equilibrio", dijo el técnico. "Algunos jugadores parecían bailarinas. Lógicamente ellos se adaptaron mejor a ese terreno".

Pero en éstas que apareció Scaloni, un tipo normalmente muy franco, para llevarles la contraria a todos: "No hay ninguna disculpa. Se ha perdido y ya está. Si el campo estaba impracticable, era para los dos equipos".

Pese a que el Depor queda en una situación muy delicada, Irureta no sólo se resiste a tirar la toalla, sino que hasta se afanó por defender que la derrota en Basilea tiene "su parte positiva". "Este resultado vuelve a meter a los suizos en la lucha por la segunda plaza y enreda las cosas para el Juventus, que aún tiene que venir a Basilea". Respecto a la ausencia de Valerón, de nuevo echó mano Irureta del césped: "Era arriesgado que jugara allí".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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