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El Gobierno ha encargado realizar 17 encuestas en un año y medio

La mitad de los sondeos recaba la opinión de los ciudadanos sobre cuestiones políticas

Desde que Juan José Ibarretxe fue investido lehendakari en julio de 2001, su interés por conocer lo que opina la ciudadanía sobre todo tipo de cuestiones ha quedado patente en las numerosas encuestas que ha realizado su Gabinete de Prospecciones Sociológicas. En año y medio que ha transcurrido de legislatura, la Presidencia del Gobierno ha realizado 17 sondeos, casi uno por mes, en los que ha recabado el parecer de los ciudadanos sobre temas como la negociación del Concierto Económico, la ilegalización de Batasuna o el plan de soberanía. En total, ha gastado 341.744 euros.

Los datos figuran en una respuesta parlamentaria del Gobierno al PSE, que fue el grupo que solicitó la información. De esas 17 encuestas, nueve tienen un carácter netamente político.

El mismo mes de su investidura como lehendakari, en julio de 2001, lanzó la primera para conocer la opinión de la ciudadanía sobre el pleno del Parlamento del que salió elegido jefe del Gobierno. En aquel sondeo se preguntó a 1.000 ciudadanos y el coste fue de 8.720 euros (a 8,72 euros la entrevista). A lo largo de ese primer año de legislatura, el Ejecutivo realizó otros cinco sondeos: sobre el plan joven, el tradicional Sociómetro, sobre la coyuntura política, pleno de autogobierno y una conjunta sobre dos temas: el funcionamiento de la Administración de Justicia y la familia en Euskadi. Este sondeo fue el más caro, ya que costó 29.454 euros y fueron preguntados 2.002 ciudadanos. El coste de cada entrevista alcanzó los 14,71 euros.

Durante el año pasado, las cuestiones que suscitaron el mayor interés de la Lehendakaritza fue la opinión ciudadana sobre las negociaciones del Concierto Económico, en el que las administraciones vasca y central mantuvieron un pulso durante varios meses, y la propuesta de nuevo pacto político de libre adhesión al Estado presentado por el lehendakari en septiembre. Sobre el Concierto se requirió la opinión de los vascos en dos ocasiones, en enero, cuando más tirantes estaban las conversaciones, y en marzo, cuando se consumó el acuerdo. El trabajo de campo de las dos encuestas supuso un desembolso de 20.380 euros.

Por su parte, los empresarios fueron sondeados dos veces. En julio, sobre las conclusiones del pleno parlamentario que abogó por la superación del Estatuto y en octubre, en relación al plan soberanista de Ibarretxe, dado a conocer un mes antes. Ambos sondeos contaron con 829 entrevistas. En ocrubre pasado también se realizó otra encuesta, centrada en el conjunto de la sociedad, sobre los contenidos del plan Ibarretxe. Los tres trabajos costaron 24.179,6 euros.

Entre las encuestas realizadas a la población se incluye el Sociómetro, con el que periódicamente se interpela a los ciudadanos, en un intento de conocer cómo evoluciona en el tiempo la percepción de la población sobre diversas cuestiones, desde la política hasta la cultura. Por ejemplo, el último Sociómetro, de diciembre, analiza los conflictos internacionales, las actitudes políticas y recoge la evaluación que hace la ciudadanía de la situación, atendiendo a aspectos como el funcionamiento de la democracia en Euskadi y en el resto de España, y la esperanza de paz. Durante el año 2002 se hicieron tres sociómetros y son los que cuentan con más entrevistas: 2.996 cada uno. El Gobierno gastó en los de mayo y de diciembre cerca de 120.000 euros.

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Variable de género

La presentación de los datos obtenidos en los sociómetros se hace por colectivos, segmentos de edad, territorios, simpatía ideológica o sentimiento de pertenencia. En ningún caso se tiene en cuenta la perspectiva de género, es decir, qué piensan los hombres y las mujeres. La parlamentaria del PSE, Gemma Zabaleta, va a presentar una proposición no de ley en el Parlamento para tratar de corregir esa situación. Zabaleta, considera que introducir la variable de género podría aportar datos de interés en temas como las actitudes políticas y la tolerancia.

En su opinión, introducir la variable de género puede ayudar en el futuro a clarificar la política que desarrollan las administraciones en diversos terrenos, como el de la pacificación. Así, pone de ejemplo el proceso de paz de Irlanda del Norte, donde se ha ido valorando paulatinamente la posición de las mujeres, que incluso formaron un partido.

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