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Reportaje:

El jazz busca adeptos

Bilbaína Jazz Club busca nuevos socios y mecenas que le ayuden a emprender una nueva etapa

Con sólo medio centenar de socios y aún reciente un periodo en el que ni siquiera programó conciertos, su única razón de ser, el Bilbaína Jazz Club no atraviesa el mejor momento de sus casi 12 años de existencia. Sin embargo, sus nuevos responsables afrontan con ilusión el futuro y anuncian el fin de las vacas flacas. "Estamos renaciendo, el club ha estado dormido y ahora estamos reorganizándonos. Se ha terminado una etapa y empezamos otra con brío", asegura Gorka Reino, su vicepresidente.

El éxito o fracaso del renacer de esta asociación fundada por el difunto Pío Lindegaard lo determinará el logro de "nuevos socios, de notoriedad y de presencia social, que la gente de la calle conozca por fin el Bilbaína Jazz Club". Una asociación que, por cierto, es independiente de la Sociedad Bilbaína, el club social de la calle Navarra, que cada noche de jueves les cede su Bodega para celebrar los conciertos. "Estamos agradecidos, por una parte, a la sociedad que nos cede el local desinteresadamente, pero tampoco deseamos que ello nos lastre", asegura Reino aludiendo al aura elitista que, aún hoy acompaña a la Bilbaína.

El perfil de los socios del club de jazz es variopinto. "No tiene nada que ver con élites, hay desde universitarios con rizos, jersey de lana y pisamierdas, al señor de 65 años. Lo que tiene de curioso es que se mezclan gentes que en otros sitios parece que no tendrían cabida juntas", añade Reino. Su vicepresidente presenta el Bilbaína Jazz Club como "una asociación cultural sin ánimo de lucro", y a sus responsables como "unos voluntarios dejando el alma, porque no hay medios". "Ahora mismo te puedo decir que es una ONG. Yo, después de currar, me quedo a las noches a hacer carteles, la gran mayoría de músicos duermen en mi casa. Y el tesorero hace igual, va de empresa en empresa, de institución en institución, lleva la contabilidad, hace los giros... Todo robándole tiempo a nuestro trabajo y a nuestro tiempo libre".

Aunque el esfuerzo se vería recompensado con cubrir unos objetivos que nada tienen que ver con la maximización de beneficios. "Esto es un club, no es un negocio, ni un bar; no pretendemos recaudar, lo que nos preocupa es poder tener una temporada cojonuda, poder pagar a los músicos y hacer de Bilbao una plaza estable de jazz", asegura el portavoz.

Eso sí, su único patrimonio para lograrlo es su reducida masa social, una pequeña cantidad de dinero en caja y una programación atractiva con la que pretenden captar nuevos socios dispuestos a abonar cada año tres cuotas de 50 euros. "El criterio de selección ha sido la calidad, procurando traer a lo mejor que hay en España. Luego hemos metido un poco de groove y funky para abrir un poquito el espectro", reconoce Reino refiriéndose a la programación en curso.

Un vehículo para lograr la rehabilitación del club y darlo a conocer definitivamente es www.bilbainajazzclub.org, página web, próximamente operativa, que pretende ser otra herramienta de captación de socios y patrocinadores.

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Estos apoyos podrían colaborar al asentamiento del propio jazz en Euskadi, donde la oferta es raquítica al margen del mes de julio, cuando se celebran los festivales de Getxo, Vitoria y San Sebastián. "Aquí no hay músicos, no hay nada. Cuando teníamos aun menos dinero, quisimos hacer conciertos con gente de aquí, gente local, para evitar gastos, viajes, hotel, y descubrimos que sólo hay un trío. Hay muchos músicos vascos, pero están todos en Barcelona", prosigue el portavoz. "¿Cómo no van a emigrar si el único club de jazz de Euskadi tiene 50 socios? Reino desenpolva una paradoja: "Hay ciudades en Estados Unidos o Suiza donde hay tantos locales que al final se hacen festivales, pero aquí es al revés; hay festivales, pero luego no hay un local para tocar".

De noviembre a junio

La actual temporada de conciertos comenzó para el Bilbaína Jazz Club el pasado mes de noviembre. Desde entonces viene programando los jueves, en la Bodega de La Bilbaína, una serie de actuaciones que tendrán continuidad hasta el mes de junio.

Luego es probable que, en lugar del habitual parón veraniego, la actividad se prolongue con recitales al aire libre en la explanada del futuro Museo Marítimo de Bilbao. Aunque esto no está confirmado al 100%.

Sí es segura la actuación del bajista bilbaíno Teddy Baxter, quien presentará su segundo elepé, ¿Qué sabes de lo mío?, el 6 de febrero.

Con él continúa un ciclo de conciertos que en las próximas semanas permitirá escuchar al saxofonista canadiense Grant Stewart al frente del Dexterity Trío catalán; a Santi Ibarretxe, conocido por sus bandas sonoras; al guitarrista argentino Aníbal Rodríguez; y a Jorge Pardo, conocido por fusionar jazz y flamenco.

Dos cuartetos comandados por el saxofonista Andrzej Olejniczak, el Javier Garayalde Quartet, el sexteto francés Berte Combo y el Víctor de Diego Quartet forman también parte de la oferta con la que el Bilbaína Jazz Club pretende animar las noches de los jueves de la capital vizcaína.

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