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Reportaje:

Nuevos paseantes para Marte

La agencia estadounidense lanzará entre mayo y julio dos todoterreno para estudiar qué pasó con el agua marciana

Cuando a Mark Adler le preguntan si Marte es el destino más interesante para buscar vida o sólo el que está más cerca, cuenta un chiste: "Un hombre llega a casa y ve que ha perdido las llaves. Se pone a buscarlas bajo la farola que hay junto a la puerta. ¿Por qué ahí si las ha perdido en el camino? Porque es donde hay luz". El irónico Adler es el jefe de operaciones del programa de exploración de Marte de la NASA, que entre mayo y junio tiene previsto mandar dos vehículos todoterreno a Marte. Serán los hijos (gemelos) del Pathfinder, que en el verano de 1997 se paseó por el planeta rojo. Adler visitó recientemente Madrid junto al director del proyecto, Peter Theisinger, y otros dos miembros del equipo: el jefe de vuelo, Jan Ludwinsky, y el de comunicación, Byron Yetter. Los cuatro detallaron a los miembros de la estación de seguimiento de INTA-NASA en Robledo de Chavela (Madrid) qué se espera de ellos y explicaron la misión en el museo CosmoCaixa de Alcobendas.

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En 2000 la NASA no tenía claro cómo volver a Marte. La Mars Climate Orbiter había desaparecido en septiembre de 1999 cuando se aproximaba al planeta, y de la Mars Polar Lander nada se supo desde que en diciembre de ese año aterrizó en él. En 2000, un informe de la agencia aeroespacial estadounidense recomendaba optar por misiones pequeñas y baratas y subrayaba que la exploración de Marte era un objetivo prioritario.

¿Cómo compaginar las dos afirmaciones y tener una nave lista antes del verano de 2003? "Optamos por coger el Pathfinder y mejorarlo. No podía ser demasiado difícil", recuerda Theisinger. Al final, aunque mantiene la estructura, el nuevo vehículo es bastante más complejo que el Pathfinder. Éste pesaba sólo 11 kilogramos, el actual pesa 185 kilogramos y tiene casi un metro más de altura.

Concurso para el nombre

El Pathfinder costó 265 millones de dólares y la actual misión doble costará 800 millones. La NASA lanzará los dos todoterreno con semanas de diferencia entre mayo y julio. Los vehículos aún no tienen nombre. Si se le ocurre uno, tiene hasta el 31 de enero para sugerirlo en www.nametherovers.org. Theisinger explica: "La misión tiene cuatro objetivos: determinar si en el pasado hubo vida en Marte, caracterizar el clima marciano y su geología, y preparar a la NASA para un eventual viaje tripulado, aunque eso no será posible hasta dentro de 20 años".

El viaje durará siete meses. Entonces, en enero de 2004 comenzará lo más difícil, como Theisinger define a los siete minutos desde que la cápsula empieza a atravesar la atmósfera marciana hasta que llega al suelo. La dificultad radica en que un paracaídas y unos cohetes frenan la caída, pero al final la cápsula cae sólo protegida por unos airbags. La Pathfinder fue la primera misión que usó este rústico sistema. Los airbags y los instrumentos tienen que soportar los casi 50 botes que dará la nave, que rodará un kilómetro. En el primer bote alcanzará una altura de siete pisos.

El agua en Marte es una obsesión para la NASA, sobre todo desde que en mayo anunció que la Mars Odyssey había descubierto indicios de agua helada. A partir de los indicios, mucho se ha especulado sobre la posibilidad de que exista vida. Pero Theisinger no vende humo: "No creo que encontremos vida, pero sí restos de agua, y que nos sorprenderá descubrir cuánta hubo". Adler añade que se trata de "buscar rocas erosionadas por el agua y minerales que se forman en entornos acuosos, y comprender qué pasó con el agua que pudo estar allí hace dos o tres millones de años". La misión estudiará zonas en las que se ha descubierto lo que la NASA cree que es el cauce de un río, un lago y otras zonas que también parecen esculpidas por el agua. El lugar exacto no está decidido (hay cuatro posibilidades).

Un geólogo en el campo

Desde la Tierra se elegirán las rocas a analizar mediante los datos que cada todoterreno recoja con la cámara panorámica que lleva y un espectrómetro que por infrarrojos determina la abundancia de muchos minerales. Una vez elegida la roca, el todoterreno actúa de geólogo. Con un microscopio obtiene imágenes más detalladas; una herramienta de abrasión destruye la parte externa de la roca para no examinar polvo, sino el interior; el microscopio vuelve a tomar imágenes de las capas frescas de la roca; un espectrómetro obtiene información de la composición básica de la roca, y otro espectrómetro determina el contenido en hierro. Toda la información se envía a la Tierra.

La importancia del hierro es que la Mars Global Surveyor descubrió en 1998 un yacimiento de hematita gris, una variedad del óxido férrico que precipita en aguas termales y en aguas estancadas. La hematita gris no es el mineral que uno esperaría encontrar en un desierto como Marte. "La forma en que esté cristalizada puede dar pistas sobre cómo estaba el agua", dice Adler.

Se espera que los todoterreno trabajen al menos tres meses. A partir de entonces, a medida que Marte se aleja de la Tierra y del Sol, la batería no podrá almacenar energía suficiente para mantener a temperatura constante los instrumentos durante la noche (fuera puede llegar a 90 grados bajo cero), éstos fallarán y el silencio volverá a adueñarse de Marte.

Ilustración del nuevo vehículo todoterreno en la superficie marciana.
Ilustración del nuevo vehículo todoterreno en la superficie marciana.JPL

Oleada hacia el planeta rojo

Ha llovido desde que en octubre de 1960 los soviéticos lanzaron el Mars 1960 A con destino a Marte. Ha llovido desde que en 1976 los Viking estadounidenses pisaron el planeta rojo. Las expediciones se han sucedido con mayor o menor frecuencia (y con más fallos que aciertos), aunque nunca hubo un aluvión de naves como el previsto para 2003 y 2004. En diciembre de 2003 tendrían que llegar la Mars Express europea, por lanzar, para estudiar la atmósfera y la superficie desde una órbita polar, y la japonesa Nozomi (ésta ya en camino). Éstas se unirán a la Mars Global Surveyor, que desde 1997 realiza un completo mapa topográfico de la superficie marciana, y a la Mars Odyssey, que llegó en octubre de 2001 para estudiar la composición de la superficie en busca de agua y hielo.No acaba ahí el despliegue. La NASA prevé enviar en 2005 una nave para analizar la superficie marciana al centímetro. Podrá detectar rocas del tamaño de balones de playa. Y estudia una forma de viajar a Marte mediante pequeños exploradores (aviones o globos) para investigar aspectos concretos. En 2009 prevé el envío de dos todoterreno movidos por energía nuclear. Hasta 2014 no hay previsto traer muestras a la Tierra.

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