Sobre la cripta Güell
El manifiesto contra la restauración de la cripta Güell muestra que los intelectuales de este país siguen siendo la reserva espiritual. Como todo está conforme a su alrededor, no alzan su voz por ningún motivo, pero ponen en marcha todo su dominio en los medios de comunicación, la Universidad y los centros de poder de la cultura para denunciar cualquier cosa que escape a su control, especialmente si se trata de un buen trabajo, respaldado por una larga trayectoria.
El que la restauración focalice las polémicas, se debe a que el monumento guarda memoria de la historia, y aquí hay que tener en cuenta algo esencial: toda actuación es inevitablemente una aportación y una interpretación, deja su huella, por eso es tan importante que haya método y criterios de objetividad, como en esta obra ejemplar del Servicio de Patrimonio de la Diputación de Barcelona, dirigida por Antonio González. El objetivo de la plataforma en contra de la reforma es el "derribo de los añadidos" ya que "por suerte la intervención no es irreversible". Como si la restauración de la obra y sus valores documentales, arquitectónicos y artísticos fueran una cuestión de suerte y no el producto de una labor rigurosa.
