_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA NEGRA DEL 'PRESTIGE' / y 5 | CATRÁSTROFE ECOLÓGICA EN GALICIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Se hunde el 'Prestige', naufraga Galicia

Los abogados del capitán Mangouras piden que se remitan al juzgado de Corcubión las cintas, íntegras y sin limpiar, de las conversaciones entre la torre de control, los remolcadores y el petrolero

Es lunes 18 y el mar sigue callado. El escritor Manuel Rivas pasea por Camelle, en plena Costa da Morte, y echa en falta la presencia de los pájaros, la sirena de los barcos que entran o salen del puerto. Las olas llegan a la costa a duras penas, abrumadas por la carga de fuel que lo va dejando todo negro. Piensa que no hay nada más impresionante que el silencio del mar. A Rivas ya le han pedido que lidere la plataforma ciudadana Nunca Máis. La gente empieza a estar harta. Hace cinco días que se rompió el Prestige y dos desde que llegó la marea negra, pero los Gobiernos -el de aquí y el de Madrid- siguen negándolo todo. Como si los gallegos no supieran de esas cosas.

Fina Guiance es mariscadora, vicepatrona mayor de la cofradía de A Coruña. Dice que el otro día iban ella y otras 12 mujeres con un biólogo para sembrar crías de marisco en la ría y lo que descubrieron las dejó heladas: "Levantamos las vigas de un barco que estaba debajo del puente de A Pasaxe y nos dimos cuenta de que estaban completamente encastradas del petróleo del Mar Egeo". Y eso que de aquella tragedia acaban de cumplirse ahora justamente 10 años. Por eso la gente desconfía. También hubo promesas económicas entonces. Mario Prieto Caramés, que tenía 55 años y que vivía en Oleiros, se las creyó. "A los tres meses del accidente del Mar Egeo", dice ahora su hijo Miguel, "tuvo que buscarse la vida como instalador de montajes".

A Manuel Rivas le piden que lidere la plataforma Nunca Máis. La gente está ya harta
Durao Barroso: "Bajo ningún concepto permitiremos maniobras de aproximación"
La corbeta portuguesa dice que impedirá que el buque toque sus aguas. El capitán chino se niega
Un colaborador de Matas: "Sí, aquí estoy con estos estúpidos periodistas"
La Abogacía del Estado pide que comparezcan 12 testigos en el juzgado
Más información
El fuel contamina las islas Cíes, entra en las Rías Bajas y se extiende a Cantabria y Portugal
La marea negra alcanza La Moncloa

Uno: el capitán Apostolos Mangouras ya lleva tres días en la cárcel. Dos: su barco, el Prestige, sigue alejándose de la costa. Tres: se anuncian subvenciones para los afectados. Este es el trípode sobre el que el Gobierno se apoya para tranquilizar a la población. En Madrid, Aznar preside la reunión de maitines, una especie de cónclave restringido para preparar la semana. El vicepresidente Mariano Rajoy, que ya está al mando de la crisis, hace un resumen de la información disponible. Se constata la ausencia de Álvarez Cascos. Uno de los asistentes recuerda: "Mariano nos anunció la creación de dos comisiones específicas presididas por él, una interministerial y otra en Galicia, para coordinar desde allí la evolución de la mancha de fuel". Rajoy tira de archivo y saca una conclusión que le gusta al presidente: lo peor que hizo el Gobierno socialista tras el naufragio del Mar Egeo, acaecido el 3 de diciembre de 1992, fue no dar a tiempo ayudas a los afectados. Por consiguiente, el vicepresidente anuncia que el próximo Consejo de Ministros aprobará algunos reales decretos al respecto. A partir de ahora, Rajoy presume de ese argumento bajo el brazo: "Hemos sido más rápidos".

A unas 150 millas de Fisterra, el Prestige sigue camino hacia ninguna parte. Visto desde los helicópteros, el petrolero se parece a una gran ballena moribunda que sangra petróleo por un costado. A su alrededor, un grupo cada vez más numeroso de barcos intenta atarle un cabo para alejarlo de la costa. A las 10.30 se incorpora al cortejo el De Da, un remolcador chino de 20.000 caballos de potencia bajo el mando del capitán Chen Heming, que inmediatamente se pone a las órdenes de otro capitán, el holandés Wytse Huismans, máximo responsable del salvamento.

Simultáneamente se libra otra batalla en tierra. Menos peligrosa, pero igual de virulenta. Los dos expertos que el CEDRE, un instituto francés especializado en contaminación marina, ha enviado a A Coruña remiten un primer informe a su director, Michel Girin, que lo recibe en París. Le explican que las operaciones del buque Ailette y el reconocimiento constante de la zona afecta que realizan los dos aviones Cessna F-406 de Aduanas, permiten ya realizar un primer pronóstico. Lo primero que llama la atención es que no se parece en nada al horizonte que va pintando el Gobierno. Dice el informe francés:

- El barco se partirá en dos y dejará escapar grandes cantidades de fuel.

La inminencia del hundimiento atrae hacia Galicia a enviados especiales de los principales medios de comunicación de Europa. Los portugueses son mayoría. A todos extraña la escasa información que ofrecen las autoridades españolas, obsesionadas por cualquier valoración negativa. Se produce entonces un hecho curiosísimo que se mantendrá vigente durante el resto de la crisis: se puede obtener mejor información sobre lo que sucede en las aguas gallegas en París o en Lisboa que en Madrid o en A Coruña. El enfado general de los periodistas desemboca días más tarde, durante una rueda de prensa de Mariano Rajoy en la Delegación del Gobierno de A Coruña. Reconoce el vicepresidente que nunca se ha visto en otra igual. Los enviados portugueses le preguntan hasta 15 veces -contadas- por los vertidos del Prestige, haciéndole saber directamente que no se creen su versión. El vicepresidente español, acorralado por la algarabía, se pone serio y corta por lo sano:

- Señores, ¡esto no es un debate!

Ministros y otros destacados miembros del PP mantienen a capa y espada la tesis de la "amenaza exterior". O dicho más llanamente: leña a Gibraltar. No les importa que en un documento del Ministerio de Justicia figure la siguiente frase: "Es probable que esta compañía hubiera señalado no el punto de destino final (tal vez Singapur) sino aquel puerto de escala en el que el buque recibiría órdenes (Gibraltar)". Curiosamente, Loyola de Palacio, que había estado especialmente agresiva en el tono de sus declaraciones, deja de repente de hablar del Peñón. De Palacio declara sentirse muy vinculada a Galicia, donde veranea y gusta de practicar surf. El malestar de británicos y portugueses es un hecho. España no está ganando amigos con sus amenazas y la prensa europea se comporta con cierta agresividad a la hora de retratar el caos que se vive en Galicia.

Francia empieza a tomar cartas en el asunto. Dominique Bussereau, secretario de Estado de Transportes y del Mar, evoca por primera vez la posibilidad de una marea negra sobre el litoral galo y asegura que todo está listo para combatirla. Por su parte, el Gobierno portugués ha organizado su propio gabinete de crisis a la vista del rumbo que toma el Prestige, directo hacia sus aguas. Los ejecutivos de Smit Salvage negocian una aproximación a puertos cercanos. Les puede servir Vigo o cualquier puerto portugués. La respuesta a ambas peticiones es rotunda. NO. El primer ministro de Portugal, Durao Barroso, dice desde Oporto:

- Bajo ningún concepto será permitida cualquier maniobra de aproximación.

Por si no queda claro, la corbeta lusa Joao Coutinho y un avión de la Armada, vigilan cada movimiento del petrolero. Cuando constatan que, efectivamente, el Prestige se dirige hacia aguas de Portugal, el enfado empieza a ser considerable.

17.50 del lunes. El remolcador chino De Da empieza a tirar del Prestige. Lo hace por popa. El Alonso de Chaves decide regresar a su base. Siguen su estela negra el Ría de Vigo, el Charuca Silveira y el Sertosa 32. La fragata Baleares sustituye a la Cataluña. Atenta está la corbeta Joao Coutinho. Rumbo sur. Velocidad 3 nudos. Se hace de noche.

Ya en el umbral de la madrugada, los portugueses mueven ficha. Desde la corbeta Joao Coutinho contactan con el De Da y le piden su plan de navegación: Se lo dan a saber. Dice el capitán chino que se dirige al sur, dentro de la ZEE (Zonza Económica Exclusiva) portuguesa. La corbeta responde que no consentirá que el Prestige toque esas aguas. El capitán chino se hace el sueco y los portugueses vuelven a insistir. Al tercer aviso, el De Da vira unos grados al Oeste.

A las ocho de la mañana del martes 19, el Prestige se parte en dos. Es su sexto día de navegación errática y también el último. Sus dos mitades se hunden paralelas a 133 millas del cabo de Finisterre y a 145 millas de las islas Cíes. Las imágenes llegan a todo el mundo. La popa se hunde en primer lugar. A las 12.00. La proa toma camino del fondo del mar a las 16.00. El descenso será lento a unos 20 centímetros por segundo. Tardarán unas 20 horas en llegar al fondo del mar.

La división oceanográfica de Météo France elabora un mapa basado en un modelo digital bautizado con el nombre de "Mothy", que prevé la dirección de las manchas de contaminación: "No se excluye que una parte (de la mancha) pueda franquear el cabo de Finisterre hacia el Golfo de Vizcaya". Jacques Chirac no espera ni un minuto más. De viaje en Dammarie-les-Lys (Seine-et-Marne), se declara "horrorizado" por la catástrofe y juzga urgente "tomar medidas draconianas, serias, severas" para combatir a "los barcos-basura". Los servicios de prensa de El Eliseo aseguran que no había ningún texto preparado: el jefe del Estado ha improvisado. Todos los que han vivido la catástrofe del Erika y las polémicas a que dio origen se dan cuenta de la sima que se abre a los pies de España y de su Gobierno, y del peligro colateral que acecha a Francia. Chirac propone al canciller Shroeder llevar el asunto al Consejo europeo del 12 de diciembre en Copenhague. Con Aznar firmará días después un acuerdo para no dejar pasar ese tipo de buques dentro de las 200 millas. Esa tarde, uno de los aviones franceses descubre "numerosas manchas de fuel de 20 a 100 metros de anchura" escapadas del Prestige, que "se extienden a lo largo de 90 millas" (170 kilómetros) entre el lugar del naufragio y el cabo de Finisterre. El secretario francés de Transportes y del Mar, Dominique Bussereau, comunica la situación de "prealerta" de contaminación en Francia.

El agobio y la actividad de los políticos franceses contrasta con la flema de los españoles. Mariano Rajoy está en A Coruña. Sobrevuela la costa afectada y se mantiene fiel al guión que ha elaborado desde el pasado fin de semana. Insiste en prometer indemnizaciones. Anuncia que el Ministerio de Medio Ambiente ya dispone de una partida de 27 millones de euros para afrontar las consecuencias del desastre. Lo que no se dice es si una parte de ese dinero se gasta en campañas de publicidad.

Pero en la costa sigue el caos. Algunos pueblos han decidido organizarse por su cuenta. Otros prefieren esperar. Pero faltan instrucciones. ¿Dónde llevamos el petróleo recogido? ¿Quién se encarga de traer contenedores? Se corre la voz de que el Ejército está echando un cable, pero sólo se le ve en aquellas playas que son visitadas por los ministros. Sucede cuando el miércoles Jaume Matas visita la playa de Barrañán. Fue irse Matas y desaparecer los soldados. Oficialmente se evita utilizar los términos "marea negra" y "desastre ecológico". "Hay que ser prudentes", dice Matas. Ese empecinamiento durará días, semanas. Rajoy es especialmente pertinaz: sólo habla de manchas, manchitas o gran mancha. Desde Barranán hasta la Ría de Arousa, los efectos del vertido irán afectando a más de 500 kilómetros de litoral gallego.

Durante la visita de Matas se produce un absurdo incidente. Un acompañante de Matas, móvil en mano, habla en voz alta. En un momento dice.

- Sí, estoy aquí con estos estúpidos periodistas.

Los periodistas se dan la vuelta y le dedican una mirada de sorpresa. El hombre no cambia el discurso y vuelve a decir.

- ¡Que estoy aquí con estos estúpidos periodistas!

Uno de esos estúpidos periodistas es Manuel Rivas. Algunos reporteros requieren al delegado del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa, una explicación. El asesor de Matas, al sentirse descubierto, opta por salir corriendo para ir a refugiarse entre los marines.

Está claro que el desastre ecológico que martiriza a Galicia tiene su origen en un petrolero viejo y achacoso al que ninguna autoridad se atrevió a enviar al desguace antes de que sucediera lo que sucedió este maldito 13 de noviembre. El accidente en sí pudo ser inevitable. Pero ahora la pregunta es otra: ¿Qué fue lo que sucedió durante las 14 horas y media que transcurrieron entre las 18.30 del 13 de noviembre y las 9.00 del día 14?

Aunque quizás sea bueno que el Juzgado número 1 de Corcubión -donde se instruyen las diligencias- consiga responder antes a otra pregunta: ¿Por qué el Centro de Salvamento de Finisterre da el primer aviso del incidente al Ría de Vigo, propiedad de la poderosa empresa Remolcanosa, y además le adjudica la posición de jefe de operaciones en la zona?

Y, además, si el Ría de Vigo llega a la altura del Prestige a las 18.30 de la tarde del miércoles 13 de noviembre, ¿cómo puede fracasar tantas veces que al final tiene que ser otro remolcador, el Sertosa 32, propiedad de la empresa Sertosa Norte, mucho más modesta, el que finalmente pare al Prestige cuando se acerca peligrosamente a la costa? El Ría de Vigo fracasó durante 14 horas y media. Demasiado tiempo aunque las olas fueran de ocho metros. La explicación oficial es que el capitán del Prestige, Apostolos Mangouras, obstaculizó las operaciones porque buscaba un rescate gratuito, pero ya van surgiendo contradicciones. Hay testigos que declaran que no observaron falta de colaboración ni por parte del capitán, ni del jefe de máquinas ni del primer oficial.

Hay más asuntos oscuros. Durante buena parte de esas 14 horas y media inútiles acompañaron al Ría de Vigo otros remolcadores: el Ibaizábal 1, el Sertosa 32 y el Charuca Silveira. Y volaron a su alrededor tres helicópteros, el Helimer Galicia, Pesca 1 y Pesca 2. Pero no se tienen noticias de que durante horas participaran en el remolque el Ibaizábal 1 (que ofrece a dos tripulantes para que salten al Prestige porque el Ría de Vigo necesita a toda su gente) ni el Sertosa 32. De esa inactividad queda constancia en los partes de asistencia y en conversaciones grabadas. ¿Quizás fue porque el Ría de Vigo no los dejó participar para no perder el rescate? No hay que olvidar que tanto barcos como helicópteros estaban al mando del Ría de Vigo porque así lo decidió el jefe de operaciones. Así lo decidió el Centro de Finisterre.

La Abogacía del Estado pide ahora la comparecencia de 12 testigos, entre los que incluye a los comandantes de los tres helicópteros (Helimer Galicia, Pesca 1 y Pesca 2) y las cintas de las conversaciones entre el Centro de Salvamento de Finisterre y el Prestige, en el proceso abierto en el Juzgado número 1 de Corcubión. Los abogados del capitán Mangouras, en prisión desde hace 20 días, piden algo más: que se remita al juzgado las cintas "íntegras sin limpiar" de las conversaciones mantenidas entre la Torre de Control y todos los remolcadores movilizados en el siniestro, así como las conversaciones mantenidas entre dichos remolcadores y el capitán del Prestige.

Una noche oscura. Una noche maldita. Temporal 8. Olas de siete metros. Vientos de 70 kilómetros a la hora. Un petrolero escorado, con 77.000 toneladas de alquitrán en sus bodegas. Puro veneno para Galicia. El lugar y el momento menos indicados para encontrar testigos. La situación menos imaginable para pensar que además de una catástrofe estaba en juego un suculento contrato de rescate entre empresas privadas. Pero se cruzan faxes con ofertas en firme. Hay subasta... y testigos... y pasan 14 horas y media hasta que un cabo consigue amarrar al Prestige y lo empieza a llevar mar adentro. Empieza entonces el viaje más errático y corrosivo que haya conocido la marina mercante.

Con información de Xosé Hermina, Xosé M. Pereiro, Primitivo Carbajo, Joaquín Prieto, Gabriela Cañas y Peru Egurbide.

El petrolero <i>Prestige,</i> poco antes de hundirse tras partirse el casco en dos, el pasado 19 de noviembre.
El petrolero Prestige, poco antes de hundirse tras partirse el casco en dos, el pasado 19 de noviembre.ORP ARMADA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_