_
_
_
_
Reportaje:

El otoño del pujolismo

CiU ha visto declinar en los últimos meses su influencia en ámbitos sociales que tradicionalmente le eran afines CiU ha visto declinar en los últimos meses su influencia en ámbitos sociales que tradicionalmente le eran afines

Enric Company

El otoño político del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, está deparando algunas situaciones inquietantes para los nacionalistas. El pujolismo ha sufrido en los últimos tiempos algunos reveses que sus protagonistas consideraban impensables unos años atrás. Estos tropiezos parecen ser en ocasiones más fruto del desgaste producido por las décadas de estancia en el poder que de otra cosa, y muestran una creciente dificultad para controlar o influir en procesos antaño dirigidos sin dificultad en ámbitos sociales considerados propios o afines por los nacionalistas de CiU.

- Òmnium Cultural. La elección del nuevo presidente de la entidad cultural nacionalista por excelencia se ha convertido inesperadamente en una derrota de CiU. El anterior presidente, Josep Millàs, un hombre afín a Pujol, optó a la reelección frente a otro nacionalista, Jordi Porta, que estaba apoyado por quienes sostienen la tesis de la transversalidad nacionalista. Es decir, la idea de que no todos los nacionalistas están en CiU y de que, en consecuencia, hay catalanistas en todos los partidos. Y no es en absoluto antipujolista.

Millàs perdió, pero no aceptó el resultado y entonces, en un ambiente enrarecido por acusaciones de pucherazo, se produjo una situación insólita: el presidente de la Generalitat decidió intervenir en la crisis de la entidad y consiguió que Porta aceptara la repetición de las elecciones a cambio de la retirada del derrotado Millàs. En la repetición, Porta tuvo que enfrentarse a uno de los más antiguos y fieles seguidores de Pujol en cuantas batallas ha emprendido el fundador de Convergència, el empresario peletero Josep Espar Ticó, que contó con el apoyo activo del Departamento de Presidència de la Generalitat y de la dirección de CiU. Pero la confrontación se saldó con una clara victoria de Porta.

- Sindicato de Regantes del Margen Izquierdo del Ebro. El apoyo de CiU y el PP al trasvase del Ebro ha trastocado los equilibrios políticos en las comarcas catalanas del Ebro. En las elecciones celebradas hace tres semanas para renovar la mitad de la junta de la Comunidad de Regantes del Margen Izquierdo del Ebro, los payeses contrarios al trasvase derrotaron a los dirigentes que habían apoyado la aprobación del Plan Hidrológico Nacional y el trasvase del Ebro por CiU y PP. Se trata de un vuelco histórico, que muestra la quiebra de la confianza en CiU y el PP por sus bases sociales en las tierras del Ebro, aunque entre la candidatura haya también algún tapado de CiU.

- Universidad Pompeu Fabra. La sustitución, en la primavera de 2001, del rector de la Universidad Pompeu Fabra, Enric Argullol, un hombre con acceso directo a Pujol, escapó al control de CiU y del Gobierno catalán. La candidata que se alzó con el rectorado fue la politóloga Rosa Virós, con carnet socialista, frente al economista Albert Carreras, que contaba con el favor del Departamento de Universidades del Gobierno de CiU.

- Colegio de Periodistas. La tradición reciente en el Colegio de Periodistas era que las distintas corrientes de opinión existentes entre los periodistas negociaran la renovación de la junta y el decanato. Eso daba lugar a la formación de candidaturas únicas, de consenso, que eran proclamadas sin recurrir a la votación. Ante la última renovación, sin embargo, el Grup Gaziel de Periodistes Catalans, una asociación de periodistas nacionalistas, promovió su propia candidatura encabezada por Martí Anglada, lo cual dio lugar a la confrontación de los diversos sectores en las urnas. El resultado fue una clara victoria de la candidatura progresista, encabezada por Montserrat Minobis, que en las elecciones municipales de 1995 había formado parte como independiente de la candidatura de Iniciativa per Catalunya-Els Verds para el Ayuntamiento de Barcelona.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La derrota en las elecciones colegiales, sin embargo, no supuso en este caso una pérdida de posiciones para los nacionalistas, pues las juntas de consenso habían reflejado siempre la existencia de la mayoría progresista que surgió de las urnas.

- Cámara de Comercio. Las elecciones para la presidencia de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona dieron la victoria a Lluís Valls, un empresario sin coloración política. Su victoria se produjo después de la retirada de la candidatura de Joaquim Molins, ex dirigente de Convergència, partido por el que lo ha sido casi todo: consejero del Gobierno catalán, diputado a Cortes y candidato a la alcaldía de Barcelona. Molins acudió a la batalla como presidente del Centro de Cálculo de Sabadell, dejando claro que, sin renunciar a sus posiciones ideológicas, había dejado de ser un político en activo en 2000, cuando dimitió como concejal. Pero poco después de presentar la candidatura vio que el ambiente no era propicio a los nacionalistas y optó por la retirada. A lo máximo que pudo aspirar CiU en este medio empresarial es a una vicepresidencia, el cargo que tiene Josep Lluís Basáñez en la cámara.

- Obispos: de Carrera a Sáiz Meneses. Los sectores liberales y progresistas de la archidiócesis de Barcelona acusan al cardenal Ricard Maria Carles de haber dado un giro conservador en la dirección del Arzobispado. Pero el giro tuvo también como conscuencia una pérdida de posiciones de los nacionalistas. El jesuita Enric Puig, que hace años había sido director general de la Juventud en el Gobierno de Pujol, fue destituido del cargo de canciller y secretario general del Arzobispado, en la primavera de 2000. El cese de Puig provocó la dimisión del obispo auxiliar Joan Carrera, un hombre vinculado a Unió Democràtica.

Carrera fue sustituido como cargo de confianza del cardenal Carles por Josep Àngel Sáiz Meneses, un sacerdote de nula trayectoria catalanista formado en Toledo en la estela del cardenal Marcelo González Martín, cuyo nombramiento como obispo de Barcelona en la década de 1960 dio lugar a la campaña volem bisbes catalans.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_