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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Usuarios de bicicleta

Soy un sufrido usuario de bicicleta barcelonés y, como tantos otros, padezco constantemente robos y desperfectos en mi vehículo. Resulta que los robos de bicicletas en Barcelona experimentan últimamente un alarmante y desenfrenado crecimiento, al cual nadie pone remedio. Para los que disponemos de menos medios, el problema nos resulta aún más grave si cabe al no poder guardar en casa la bicicleta por la noche por no disponer de un piso con ascensor y, en mi caso, además, porque vivo en un ático de angosta escalera. El descubrimiento de un aparcamiento de bicicletas en la estación de ferrocarriles de Gala Placidia, cercana a mi piso, ha sido el único elemento que me ha permitido, durante cierto tiempo, resguardar un poco mi vehículo, tanto de noche como de día, de la rapiña habitual. Qué sorpresa me llevé el pasado 19 de noviembre cuando, a medianoche, me disponía a dejar, como tantas otras veces, mi vehículo en el aparcamiento de la estación y un par de individuos me encararon, con tono prepotente y amenazador, blandiendo en la mano (como en las películas policiales) un carnet que los acreditaba como inspectores de ferrocarriles, y me informaron de mala manera que no podía dejar mi bicicleta en el aparcamiento porque éste es de uso restringido para los usuarios de los ferrocarriles en horario diurno. De este modo, para mi estupefacción, me vi obligado a dejar mi bicicleta a la intemperie, presa fácil de ladronzuelos, mientras el aparcamiento quedaba totalmente vacío. Este hecho me suscita los siguientes interrogantes: ¿Qué concepto de servicio al ciudadano tienen aquellos que gestionan nuestros bienes públicos? ¿Por qué, en vez de incentivar y ampliar un servicio tan sencillo y barato, así como tan útil y con tanta demanda, como es el de los aparcamientos de bicicletas, nos lo restringen de forma taxativa? ¿En qué le afecta o perjudica a la compañía de ferrocarriles que los aparcamientos queden ocupados por las noches? ¿A quién van dirigidas las campañas institucionales de promoción del uso de bicicletas como medio de transporte? ¿Por qué gastan dinero de nuestros impuestos en pagar a un personal de vigilancia de los aparcamientos en lugar de invertirlo en mejorar su servicio?

Resulta alarmante y desalentador comprobar, diariamente, la falta de sensibilidad y de sentido común de quienes nos gobiernan; por una vez que parecía que habían acertado en algo y aportado algo positivo, resulta que todo era un malentendido y que su acierto había sido involuntario y fortuito. El único beneficiario de todo esto es el floreciente comerciante dedicado al robo y la reventa de bicicletas.

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