Abba Eban, uno de los padres fundadores del Estado de Israel
Filólogo, militar, diplomático, político y enciclopedista. Abba Eban, uno de los padres fundadores de Israel, fallecía ayer a los 87 años en un hospital de Petah Tikva, situado en las afueras de Tel Aviv. Eban, quien con su retórica proverbial defendiera la creación del Estado hebreo ante una Asamblea General de la ONU que le fue hostil desde el primer momento, se convirtió en representante ante las Naciones Unidas cuando sólo contaba con 32 años.
Nacido en Ciudad del Cabo (Suráfrica) en 1915 con el nombre de Aubrey Salomón Meir, Eban se trasladó con su familia a Londres, donde se educó en una escuela privada. Además, según cuenta él en su propia autobiografía, terminadas las clases el viernes por la tarde salía corriendo a casa de su abuelo, de quien recibió una educación suplementaria en hebreo, Talmud y literatura bíblica. Posteriormente se incorporó a la prestigiosa Universidad de Cambridge, donde cultivó su erudición en lenguas orientales.
Fue precisamente su poliglotismo -dicen que dominaba hasta diez idiomas diferentes- lo que le abrió las puertas del servicio de inteligencia del Ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial. Después de una breve estancia en El Cairo, pasó a ser el oficial de enlace en Jerusalén, haciéndose cargo de las relaciones entre el Reino Unido y la comunidad judía del entonces Mandato de Palestina. Entre otras misiones, a Eban se le encomendó la formación y equipamiento de una unidad clandestina, especializada en insurgencia y sabotaje, para el caso de que Palestina fuera eventualmente ocupada por los nazis.
Terminada la guerra, Eban se enroló en el Departamento de Información de la Agencia Judía, que le envió a Nueva York como observador de los debates relativos a la "Cuestión palestina". Después de hacer lobby durante varios meses, impulsando su hipótesis de partición en dos Estados independientes, luego recogida por la resolución aprobada por la Asamblea General en noviembre de 1947, se convirtió en el primer representante permanente de Israel ante la ONU, cargo que simultaneó con el de embajador ante Estados Unidos.
Cuando volvió a Israel en 1959 cogió su acta de diputado en la Knesset, en la que sirvió hasta 1988. Primero como ministro sin cartera del Gobierno de David Ben Gurión e, inmediatamente después, como titular de Educación y Cultura (1960-63), y de Exteriores (1966-74). Entonces, el destino hizo que desempeñara esta importante cartera durante las dos principales guerras árabe-israelíes, de 1967 y 1973. Tras la del Yom Kippur, retornó a las tareas parlamentarias, pasando a formar parte de la Comisión de Exteriores y Defensa, que luego presidiría hasta 1988.
Abogado del derecho a la autodeterminación de los palestinos y de la retirada de Cisjordania y la Franja de Gaza, Eban dejó la vida política al sentirse incomprendido dentro de su propio partido, el Laborista. A partir de ahí, se dedicó a escribir libros de historia de Israel y del sionismo. Y a pesar de apoyar abiertamente la creación de un Estado palestino, una vez que Israel firmó la paz con Egipto en 1978, dada la actitud de rechazo adoptada por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Eban, desilusionado, acuñó la expresión tan repetida de que "los palestinos nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad".-
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