Scaparro estrena un 'Don Juan Tenorio' en Segovia
El director italiano Maurizio Scaparro recurre a la cita de Pier Paolo Passolini 'desesperada vitalidad' para definir el sentido que quiere dar a su versión de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, la obra dramática más popular de España, que estrenó en el teatro Juan Bravo, en Segovia, el viernes 1 de noviembre con la Compañía Nacional de Teatro Clásico y con Luis Merlo, como Tenorio, y Bárbara Lluch, nieta de Nuria Espert, como doña Inés, entre otros actores.
En unos minutos de descanso de los agotadores ensayos previos al estreno, Scaparro confiesa su 'fuerte amor' por el teatro de Zorrilla y subraya que el mito de Don Juan es tan teatral que 'sólo se puede hacer pensando en la escena, donde se pasa de una fiesta de Carnaval a un juego ilusiorio, que quizá es una comedia'. Convencido de que sólo con una obra es casi imposible conocer el mito de Don Juan -'aunque quizá tampoco con tres'-, Scaparro ha trabajado en el último año en un proyecto formado por una trilogía, con la intención de verificar todas las caras o alguna de ellas, de sondear las posibles reacciones mutables frente al amor y la muerte, de elegir la alegría, y de intentar descubrir qué hay detrás de la sonrisa del diablo.
Primero estrenó Don Giovanni contada y cantada por los cómicos del arte, basada en El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina, actualmente en gira por Europa, para afrontar inmediatamente la ópera Don Giovanni, de Mozart, estrenada en el teatro Massimo de Palermo. Ahora inicia en Segovia una gira con la adaptación de la obra de José Zorrilla (1817-1893), consciente de que se enfrenta a un texto que en España está rodeado de un aliento y un una participación popular única, 'que nacen incluso de su particular conexión entre magia y romanticismo', explica.
'Estoy enamorado de este Don Juan', dice Scaparro, mientras aclara que 'cada uno tiene su Don Juan' y recurre a Bergamín: 'Don Juan mito de amor infinito, don Juan mito de hermafrodito'. Convencido de que el personaje 'es un mito mediterráneo' en el que se ponen de manifiesto las relaciones particulares entre Italia y España, asegura que 'tenemos los mismos orígenes, los mismos defectos, la misma virtud. Puede ser que ustedes tengan más la fuerza del drama y nosotros la de la farsa, pero eso se va a reunir en esta 'desesperada vitalidad'.
Sorprendido por la ironía del texto de Zorrilla e interesado por algo que, a su juicio, no es casual, que la obra comience con una fiesta de carnaval y termine con una religiosa, Scaparro aclara que ha tratado de respetar al máximo el texto y el espíritu del dramaturgo español, de quien afirma que 'seguro que tenía dos amores: Sevilla y la cultura francesa, lo que le permite ser romántico y pasional'.
Babelia
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