Un trotón en el paraíso
Tras batir todos los récords, el legendario 'Varenne' se retira para ejercer de semental a un mínimo de 15.000 euros cada 48 horas
España está casi maldita para las carreras de caballos. Aunque sobreviven las de San Sebastián y Andalucía, el casi eterno cierre y abandono del hipódromo de La Zarzuela de Madrid ha dejado como un solar una afición de gran calado antaño y siempre influyente en muchos países del mundo. En ellos, las principales referencias son obligadas a las carreras de liso, como la última Breeder's Cup, el reciente Arco del Triunfo, los Derbys de Kentucky y Epsom, o de vallas, como el Grand National, entre otras. Pero también existen unas hermanas particulares con enorme atracción en el mundo del caballo. Algo así como Ben Hur más de veinte siglos después: las de trotones sobre tierra. Carreras con caballos que no cabalgan solos con su yóquei, sino que tiran de un pequeño carro en el que se sienta el conductor.
Son ejemplares que trotan lo más rápido posible, no galopan, de forma que sería comparable a los marchadores de atletismo respecto a los de carreras. Y lo mismo que ha habido muchos caballos legendarios en las pruebas tradicionales con jinete, entre los trotones se acaba de retirar esta temporada el más grande, el que ha batido todos los récords de velocidad, victorias y ganancias: Varenne. El macho italiano de 1,65 metros de alzada y 500 kilos de peso, nacido el 26 de mayo de 1995 en Copparo, provincia de Ferrara, hijo de Waikki Beach y Ialmaz, vivirá un resto de su vida placentero como corresponde a los animales de los que interesa transmitan sus genes para lograr la mejor descendencia. Varenne, de campeón a semental.
Sin embargo, su paraíso también tendrá su trampa. Está en Vigone, cerca de Turín, en una finca de 70 hectáreas dedicada a los caballos. La estancia del siglo XVIII Il Grifone (El Grifo) denominación significativa, no ofrecerá yeguas variadas a Varenne para evitarle lesiones y enfermedades en los contactos directos. Sus citas serán con una yegua mecánica en una sala con moqueta roja, como de casa apropiada para ese quehacer. Sus eyaculaciones, cada 48 horas, entre 150 y 200 al año, valdrán un mínimo de 15.000 euros, pero una fundación, Varenne for ever, ya se ha reservado 40 montas especiales hasta su muerte y otras 40 particulares, que podrían suponer para sus cuatro miembros hasta 65.000 euros cada una. Las peticiones son ya numerosas. Sus espermatozoides congelados irán a Estados Unidos, sobre todo. Los frescos, a Suecia, país con gran afición y donde también venció el caballo en la prueba del circuito mundial de trotones. Pero la mayoría se quedarán en la propia Italia.
Varenne es el trotón que ha ganado más dinero en su carrera de cuatro años de los siete que tiene de vida. Con casi 6,3 millones de euros superó a la mítica yegua americana Moni Maker, que pasó por poco los 6 millones. Varenne la derrotó ya en 1999, un año después de su debú, y llevó por delante de todos sus rivales la larga estrella blanca que marca su frente en 62 de las 71 carreras disputadas en su vida. El resto, nada despreciables seis segundos puestos, dos terceros, un quinto y sólo dos descalificaciones, curiosamente en su debú y en su despedida. Llegó a conseguir 19 triunfos consecutivos y entre sus 33 grandes premios ganados de 51, las carreras más importantes, están especialmente los dos grandes premios de América, los más prestigiosos de la modalidad, que se disputan en el hipódromo francés de Vincennes, el templo sagrado de los trotones.
Varenne se ha retirado con cinco récords mundiales de velocidad en su poder, bajo la conducción casi siempre de Giampaolo Minnuci. Con su 1m 9,1s logrado en el kilómetro de Nueva York en 2001, trotó a 52,1 kilómetros por hora. Ahora ha cambiado de marcha.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.