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Entrevista:ALICIA ALONSO | Bailarina, coreógrafa y directora general del Ballet Nacional de Cuba

'La danza me ha enseñado a vivir'

Pregunta. ¿Merecería que le crearan una denominación superior a Prima Ballerina Assoluta?

Respuesta. Para qué, si ésa es grande, suficiente.

P. ¿Con el tiempo se han mitigado sus proverbiales malas pulgas?

R. No. Yo me pongo brava muy fácilmente cuando las cosas están mal hechas.

P. Dicen que siempre ha llevado al cuerpo de baile derechito como una vela.

R. [Ríe]. Bueno, lo más difícil de un artista no son los movimientos, sino que tenga arte cuando baila.

P. Inició sus estudios de danza hace más de setenta años. ¿En qué ha cambiado el ballet?

R. Hoy se exige más técnica. Para entrar en un cuerpo de baile hay que tener prácticamente la técnica de una primera figura. Es muy duro.

P. ¿El hecho de que su biógrafo sea su marido le ha evitado sorpresas?

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R. Quién conoce mi biografía mejor que él [ríe]...

P. ¿Qué tal la ha tratado?

R. Bueno, a mí me parece que con mucha honestidad.

P. Por cierto: no debe haber sido fácil ser marido suyo. ¿Es un santo?

R. Oiga, Pedro [le llama]. Entra. ¿Tiene cara de santo? Yo no le veo el aro. No es fácil ningún matrimonio cuando ambos tienen carrera.

P. ¿Alguien ha vuelto a hacer Giselle como usted?

R. No creo que nadie pueda bailar Giselle exactamente como yo lo bailo, porque no hay dos personas que puedan bailar igual. Si lo hacen mejor... eso lo pueden decir el público y los críticos.

P. Estos días ha tenido como artista invitado a Rafael Amargo. ¿Dónde encuentra la síntesis ballet-flamenco?

R. Yo pienso que la danza es todo una misma cosa. Es el mismo cuerpo el que expresa diferentes movimientos. Y muchos de los pasos del ballet han sido cogidos del folclore español, sobre todo de las danzas vascas. También de la escuela bolera.

P. Escribió Diálogos con la danza. ¿Qué se cuentan la danza y usted?

R. Toda una vida. La danza me ha enseñado a vivir.

P. ¿En la vida le han hecho mucho la pelota?

R. Toda figura de escena tiene siempre gente tremendamente amable, cariñosa y expresiva. Pero uno tiene que andar con los pies en la tierra. Yo soy mi peor crítica.

P. Andar con los dos pies en la tierra. Usted se ha pasado más de media vida sólo con uno.

R. Bueno [ríe], efectivamente; pero hay que hacer ese análisis.

P. 'Aspiro a vivir 200 años'. ¿Le faltan todavía muchos?

R. Todavía muchos, pero estoy pensando que quizá no debería poner límites.

P. ¿Es más misterio el de la Santísima Trinidad o su fecha de nacimiento?

R. Estamos ahí ahí.

P. 'Seguiré bailando eternamente'. ¿Será siempre Giselle?

R. Seré siempre una bailarina.

P. ¿Es usted romántica?

R. Yo síííí... La vida hoy en día es muy práctica. Demasiado, en algunos momentos. Y se necesita un poquito de romanticismo.

P. ¿La nostalgia es mala compañera?

R. Terrible. Si la tengo alguna vez, me dura segundos. Empiezo enseguida a reírme, a cantar, a pensar en coreografías, en bailar. Hay que tener el cerebro en movimiento, porque se adquiere más creatividad. Lo contrario es dejarse morir lentamente.

P. ¿Ser una leyenda viva no es un poco pesado?

R. Depende de cómo se lo tome una. Si una se cree una diva y cree que debe posar como tal, entonces sí debe de serlo.

P. Porque usted no es una superdiva.

R. Bueno, yo soy una superviviente de la danza.

P. ¿Es feliz?

R. Si no fuese feliz dejaría de existir.

P. ¿Qué le pediría a la vida?

R. Vida.

P. ¿Qué le falta?

R. Tiempo para gozarlo.

P. ¿Cómo se entretiene?

R. Trabajando.

P. He visto que ahora no lleva en la compañía ningún bailarín de color.

R. ¿De qué color?

P. De color negro.

R. Yo creo que hay alguno un poquito amarillo, ¿no? Yo no me fijo en eso. Quizás porque no veo bien. Los hay buenos y malos. Los que son buenos los quiero aquí. Y a los que son malos les empiezo a enseñar, para ver si mejoran.

P. ¿Sigue creyendo en el comunismo?

R. Cuando yo no creo en una cosa, la dejo rotundamente.

Alicia Alonso, en un camerino del teatro Albéniz de Madrid.
Alicia Alonso, en un camerino del teatro Albéniz de Madrid.MIGUEL GENER

PERFIL

Es un mito de la danza y, ya octogenaria y casi ciega, acaba de hacer un ballet llamado 'El viaje a la luna', y tiene en puertas varios más, entre ellos una 'Salomé'. Sigue hablando en presente de sus actuaciones, quizá porque las bailarinas no se retiran nunca. Y menos si están tocadas por el genio de las hadas. Aunque ya no puedan verlas.

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