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Entrevista:AURELIO PRADA | Gerente de Inlingua Valencia

'Después de Opening vendrá Wall Street'

Miquel Alberola

Pregunta. ¿Se puede aprender inglés sin que te estafen?

R. Claro, y de hecho ha sido así desde siempre. Esto que sale ahora de la formación basura es algo que se viene diciendo desde el año 94, que es cuando se instala en Valencia, y que empezó con Aula Magna, que ha hecho unas estafas de la leche desde el Pirineo hasta Murcia.

P. ¿Se veía venir el cierre de Opening?

R. Estaba anunciado. Pero además es una cadena que sigue: ahora vendrá Wall Street. Y además esas mismas instituciones, con los mismos sujetos, dentro de dos años estarán haciendo pingües negocios en Checoslovaquia, Rumanía, Polonia...

P. ¿Y si estaba anunciado, cómo hay tantos damnificados?

R. Eso tiene mucho que ver con la predisposición hacia todo lo novedoso, alimentado con una serie de ganchos y una publicidad muy abundante, pagada con toda la pasta de los alumnos porque no se va a dar el servicio ni se va a pagar al personal. Pero lo que me sorprende es que se trate de buscar una relación entre el damnificado y quien le proporciona los medios. El problema está en quien estafa. ¿Dónde está? Nadie habla de él y sólo se habla de damnificados. En el caso de que el número de damnificados se convierta en un problema social, entiendo que intervenga la Administración. Pero sólo si es así. ¿Se han juntado alguna vez los ministerios para convocar a todas las constructoras para resolver el problema de aquellas cooperativas que estafaron a los que se involucraron en unas viviendas que no se construyeron? Pues no.

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P. Pacece indignado.

R. Es que me sorprende que mientras han estado recibiendo el servicio el sistema de financiación no fuera fraudulento. No se puede echar la culpa a los bancos.

P. ¿Cuál ha sido el error?

R. La paranoia. El español tiene siempre esa deuda con sigo mismo de a ver si un día es capaz de aprender inglés, y cuando le venden un producto con la aureola de milagroso, que va cuando quiere, no tiene que disciplinarse, lo paga como quiere y, encima, si no aprende le devuelven el dinero, pues pica. Hace ocho años me parecía tan contradictorio, que sólo lo podía decir en círculos de amigos, porque si no parecía que, siendo parte afectada, protestaba. Y tenía razones para protestar, porque a todas las academias de lenguas de barrio nos han hecho polvo. La mayoría ha cerrado.

Donde radica el fallo es que todavía hay gente en este mundo con tanta ingenuidad que todavía cree que en unos meses puede subsanar un problema [aprender inglés] que lleva teniendo desde que entró a tercero de EGB. Pero lo que es más gracioso es que lo resuelve sin esfuerzo, sin rigor, sin disciplina, sin sistematización. ¿De verdad ninguno de los miles de damnificados se daba cuenta de esto hasta que han dejado de darles el servicio?

P. El caso Opening marca un antes y un después?

R. El daño está hecho al sector, y los efectos colaterales son que van a cerrar más centros todavía. Y si hay algún centro que necesita más rercursos a principio de curso y cuenta con esa modalidad de pago, pues verá mermado el número de clientes. La prevención por parte del cliente ya existía, aunque es posible que se agudice. El antes y el después sólo se verá con los datos de todas las empresas que han tenido que cerrar a causa de todo el tiempo en el que esto se ha ido dando mientras todo el mundo miraba para otro lado, pese a que los profesionales lo denunciábamos. Y ahí la ministra no ha intervenido para nada.

EN DOS TRAZOS

Aurelio Prada (Ponferrada, 1952) tiene un carácter especial, como todos los tipos de frontera. Estudió letras en Barcelona durante la efervescencia antifranquista y enseguida, en 1969, entró en Inlingua a escribir guiones para cursos de español para extrajeros. Luego pasó a Alemania, y como habla mucho acabó entrando en el consejo de administración de esta empresa y regresando a Barcelona. En 1979 compró la franquicia de Valencia y la convirtió en una referencia en un sector ahora convulso. Acaba de perder 24 kilos en seis meses y ya piensa en retirarse, aprovechando que está hecho un brazo de mar.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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