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Reportaje:

El taxista que miraba el asiento de atrás

El fiscal pide 5 años de cárcel para un hombre que causó dos muertes al despistarse con dos jóvenes pasajeras

Que un conductor ha de ir siempre pendiente de la carretera y no de otra cosa es una norma tan sabida como incumplida por algunos. Entre ellos, Miguel P. B., un taxista que provocó la muerte de dos personas por mirar sólo el asiento trasero, donde viajaban dos jóvenes turistas alemanas. El caso será juzgado mañana en Barcelona y el taxista afronta una petición del fiscal de cinco años de cárcel por diversos delitos.

Ocurrió la madrugada del 22 de abril de 2000. Sobre las 5.30 horas, las dos alemanas salieron de una sala de fiestas de la calle de Muntaner y subieron al taxi que conducía el acusado, un Citroën Xantia con la licencia número 8.245. Sostiene el fiscal que en cuanto el taxista inició el recorrido condujo 'sin observar las normas más elementales, sin prestar la debida atención y mirando reiteradamente y sin justificación hacia la parte trasera' del taxi, que es donde viajaban las turistas. Añade el fiscal que al llegar a la Travessera de Les Corts el taxista conducía a una velocidad superior a los 115 kilómetros por hora y se saltó un semáforo en rojo en el cruce con la calle de Numància.

El acusado se saltó un semáforo en rojo en Barcelona a 118 kilómetros por hora

El críptico lenguaje jurídico, en este caso del fiscal, indica que hubo entonces una 'fortísima colisión producida por el descuidado comportamiento del acusado', tan fuerte que el vehículo afectado por la temeridad del taxista salió despedido a unos 30 metros y reducido a la mitad. Tan fuerte que el fiscal declina peritar los daños de ese coche porque 'quedó totalmente destrozado' y tan fuerte que dos personas absolutamente ajenas a todo murieron por culpa del taxista. Pedro S., de 22 años y acompañante del conductor, falleció en el acto por un desgarro hepático y en el pulmón izquierdo, pues la colisión le afectó de lleno. Su amigo, Francio M., de 23 años, falleció a los pocos minutos de ser trasladado al hospital Clínico a causa de las múltiples heridas sufridas en todo el cuerpo.

Francesc Menen, el perito judicial, ha certificado en un informe que ha sido asumido íntegramente por la fiscalía, que la velocidad mínima a la que circulaba el taxi es de 118 kilómetros por hora. El vehículo de las víctimas iba a 35 kilómetros y en segunda velocidad, lo que da una idea de la prudencia de los fallecidos, aunque el Código Penal no entienda de estos detalles.

Las dos turistas tampoco salieron ilesas. Eva Maria B., de 21 años, sufrió diversas heridas en la cara que tardaron siete meses y medio en curarse. Tuvo que ser operada y estuvo 45 días hospitalizada y como secuelas le han quedado un cicatriz de dos centímetros en la nariz y otra de un centímetro en el labio, además de deformación nasal. Relata el fiscal en sus conclusiones provisionales que esas secuelas producen 'un perjuicio estético importante susceptible de ser tratado con cirugía plástica'. En su día ese perjuicio fue cuantificado en 11.034.144 pesetas. O sea, 66.316 euros. La otra pasajera, Andrea M, K., de 22 años, también sufrió heridas menores en el mentón, un diente, un dedo y la frente. Tardó dos meses en curarse. Para las familias de las víctimas la fiscalía solicita igualmente indemnizaciones millonarias y con intereses. De todo ello también responderá la compañía de seguros, pero en función de la póliza contratada. O sea, que podría pasar que nadie cobrase o que cobrasen menos de lo debido, si es que hubiera sentencia condenatoria.

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Imprudencia profesional

La fiscalía acusa al taxista de dos delitos de imprudencia con resultado de muerte. Por cada uno reclama dos años de prisión, privación del permiso de conducir durante tres años e inhabilitación para la profesión de taxista durante cuatro años. También le acusa de dos delitos de imprudencia grave profesional con resultado de lesiones por las heridas sufridas por las dos turistas. En un caso, la fiscalía pide otro año de cárcel y en el segundo, 12 fines de semana de arresto, además de sendas penas de un año de retirada de permiso de conducir y de inhabilitación para ejercer de taxista. En resumen, en el peor de los casos, cinco años de cárcel, ocho sin poder coger el taxi y siete sin permiso de conducir.

'Yo creo que el fondo del asunto que no saldrá en el juicio es que el taxista quiso impresionar a las alemanas con una machada al frente de un volante, y eso no está en las leyes', afirma el perito Francesc Menen.

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