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Entrevista:CARMELO GÓMEZ | Vicesecretario provincial del PSOE en Sevilla y concejal

'No conozco fisuras en la ejecutiva provincial'

La trayectoria de Carmelo Gómez (Korbach, Alemania, 1968) en estos tres últimos años ha estado marcada por la polémica. Primero se enfrentó al entonces portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, Emilio Carrillo, cuya destitución fue encargada por la ejecutiva provincial. Luego, se le achacó que preparaba unas primarias para evitar que Sánchez Monteseirín repitiera como candidato. Ahora, le salpica el contenido de una reunión de ocho concejales en la que él estuvo presente pero a la que no asistieron ni el alcalde, ni Carrillo, ni la actual portavoz Evangelina Naranjo, ni Blas Ballesteros, que fue muy criticado en la misma. La lucha por la elaboración de las listas a las próximas elecciones municipales marca el enésimo enfrentamiento interno en el PSOE. Gómez asegura su fidelidad tanto a la dirección provincial como al alcalde pero reivindica un mayor peso de los militantes de base en la toma de decisiones y reclama un cambio de actitudes en su partido.

Pregunta. En la cita de concejales del pasado lunes se reflejó el malestar existente entre los asistentes hacia Ballesteros. ¿Qué se le reprocha?

Respuesta. Efectivamente existió esa reunión pero nada tiene que ver lo que sale en los medios de comunicación con la realidad. No fue más que un encuentro casual entre compañeros. Yo no quiero dar más explicaciones sobre ese tema. Todo quedó zanjado con la reunión de la ejecutiva del viernes. Los ocho concejales que estuvimos en aquel encuentro hemos dado un ejemplo absoluto de generosidad firmando aquel escrito y dando por terminado completamente aquel asunto.

P. Pero ese episodio, y el runrún generado, muestra cierta división en el grupo socialista.

R. Estoy convencido de que si los concejales hubiésemos tenido conciencia de la dimensión que ese acto iba a tener, no hubiéramos ido. Hay dos ámbitos distintos. En uno, el institucional, no hay nadie más para hablar que el alcalde, que es quien tiene el timón del barco y tiene que decir en qué dirección va. En el orgánico, en el que cada uno somos militantes del partido, podemos expresar lo que cada uno considere más oportuno en el lugar apropiado; en la agrupación, en la ejecutiva, etc.

P. ¿Tiene responsabilidad el alcalde en que se transmita ese ambiente de división interna?

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R. Él está centrado en un proyecto de ciudad, en intentar que la ciudad avance y, sobre todo, en que este proyecto tenga continuidad en el futuro. A partir de ahí, todo discurso que se quiera montar es absolutamente artificial y no se corresponde con la realidad. Evidentemente, como en todo colectivo humano, cada uno somos de un pensamiento y de un carácter. Es normal y lógico que dos concejales puedan discutir dentro del ámbito del trabajo. Lo importante es la actitud. Creo que cada cual defiende lo que piensa convencido de que es lo mejor. Eso es democracia y participación.

P. ¿Cuál es su situación en la ejecutiva provincial? ¿Se siente distanciado?

R. Me divierte cuando leo publicado que hay fisuras en la ejecutiva provincial. Yo no las conozco. Es una dirección sólida, refrendada por más del 80% de los militantes, y eso es lo que nos debe legitimar. Los miembros de la ejecutiva no nos tenemos que legitimar unos a otros.

P. Pero la dirección provincial le ha reprochado que actúe por su cuenta y que agite a los sectores críticos del partido.

R. A mí no me constan esas críticas. No he notado ese sentimiento hacia mí. Además, quiero aclarar que yo no soy líder de nada. Ahora, el partido debe entender perfectamente que no es más que un número importante de militantes. Por lo tanto, hay que estar en contacto con ellos, escuchar sus problemas y, desde luego, nunca se puede tener esa política autista de olvidarse de ellos en el momento en que se adquiere cierta responsabilidad. El PSOE está sufriendo cambios que estamos empezando a intuir pero que van a ser mucho más profundos. Ya no sólo en las personas, sino también en la actitud. Ante eso sólo caben dos posibilidades: asumir el cambio decididamente, como yo he hecho, o resistirse. Yo les auguro poco futuro a los que se resisten. Porque los ciudadanos ya no toleran más la utilización del poder para intereses personales.

P. ¿Hay muchos dirigentes reacios a esos cambios?

R. Hay gente más dispuesta para el cambio que otra. En el congreso federal vivimos una confrontación de ideas pero también un relevo generacional. Eso es inevitable. Lo razonable es que nadie pusiera chinas a esa transformación. Pero ya advierto que quienes las pongan, no van a tener futuro.

P. ¿Cómo debe ser la elaboración de la lista electoral?

R. En la lista tiene que estar lo mejor del PSOE de Sevilla, porque tenemos una tarea muy importante, que es gobernar esta ciudad. Y, desde luego, tiene que ser una lista muy representativa. Si nosotros les pedimos a los militantes un esfuerzo para que sean agentes electorales, tenemos que implicarles también en esa decisión. Si no, seríamos injustos con los militantes. Además, si somos el partido socialista y los ciudadanos nos reconocen con determinados valores, es razonable que los que nos representen respondan exactamente a esos ideales. Debemos romper la contradicción del pasado, cuando se introducen en el partido determinados personajes que no responden para nada a la ética y a la ideología socialista.

P. ¿Hacen falta muchos cambios en el actual grupo socialista en el ayuntamiento?

R. Hay que valorar el trabajo de los 11 concejales y, especialmente, el del alcalde. Todo gobierno tiene un desgaste y, llegado un momento, bien la dirección del partido, bien los militantes, bien el propio alcalde, deciden hacer cambios. Esos relevos, si se hacen desde el diálogo, la consecuencia y la sensatez, tendremos que asumirlos todos.

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