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La otra energía de la glucosa

Un grupo de científicos de EE UU publica un método para lograr hidrógeno útil como combustible a partir de azúcar y grasa

Los combustibles fósiles (como el petróleo y el carbón) se acabarán algún día. Desde hace décadas se habla del hidrógeno como uno de los candidatos a sustituirlos. Éste tiene la ventaja de que al quemarlo produce energía y sólo se desprende vapor de agua, nada de CO2. Los científicos llevan años intentando sintetizarlo de forma rentable. En el número de hoy de la revista Nature, dos investigadores del Laboratorio Nacional de Energía Renovable de Colorado (EE UU) presentan un método para obtenerlo a partir de moléculas abundantes y baratas: la glucosa y el glicerol.

La forma tradicional de obtener hidrógeno es someter agua a una corriente eléctrica. El problema es que consume energía y no es rentable. Otra forma es la síntesis a partir de hidrocarburos, pero los costes son entres dos y tres veces mayores que los del gas natural. La obtención de hidrógeno a partir de biomasa abre una nueva vía. La glucosa es el azúcar que los animales y las plantas utilizan como energía. El glicerol es un derivado de la grasa. En una solución acuosa, en presencia de un catalizador de platino; a una temperatura moderada (entre 225 y 265 grados), y a una presión de entre 27 y 53 atmósferas, producen hidrógeno en la fase líquida sin que se escape en forma de vapor. Los autores aseguran que con un esfuerzo e inversión en la tecnología, su técnica podría llegar a ser rentable.

Una de las ventajas de este método es que la biomasa, la masa que forman las plantas mediante fotosíntesis, es muy barata. En ese sentido, los autores señalan que en el futuro se podrían usar como sustrato restos de cultivos con glucosa, o grasas poco purificadas que contengan glicerol. En su experimento los investigadores usaron los componentes purificados.

Lo ideal sería utilizar cultivos que, sin necesidad de fertilizantes, produjeran mucha biomasa. Entre esos cultivos, avanzan los autores, podría estar la caña de azúcar en climas tropicales. También aseguran que de esta biomasa se podrían extraer otros productos, como fibras y productos químicos, que harían más rentable el proceso.

El hidrógeno tiene dos aplicaciones interesantes: generar calor mediante combustión, o producir energía eléctrica mediante las llamadas celdas de combustible. En ellas, la electricidad se genera al combinarlo con oxígeno. Ahora mismo existen experimentos para desarrollar automóviles con estas celdas, aunque sólo en fase de prototipo. El Gobierno de Bill Clinton subvencionó la investigación de estos motores con unos 1.500 millones de euros. En marzo, el presidente de EE UU, George Bush, enterró el proyecto.

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