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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un hombre inmune al sufrimiento.

'Algunos budistas podrían decir que escribir una biografía sobre Siddhatta Gotama es algo muy poco budista'. Con esta frase abre su relato Karen Armstrong y resulta difícil pensar en un comienzo más adecuado para narrar la vida del fundador de esta doctrina, una de las más longevas de la historia de la humanidad.

Quien conozca el budismo con detalle o de forma superficial verá sus suspicacias diluidas poco a poco a partir de este comienzo. Quien se acerque al budismo por primera vez tendrá ante sí una advertencia fundamental que la autora del texto irá justificando a lo largo de la obra con símiles como éste: 'Sin la meditación y la moralidad prescritas por el Buda, las Verdades permanecen en un plano tan abstracto como una partitura musical que, para la gran mayoría de nosotros, no puede revelar en la página su verdadera belleza, sino que necesita ser orquestada e interpretada por un virtuoso'.

BUDA

Karen Armstrong. Traducción de Marta Aguilé Mondadori. Barcelona, 2002 272 páginas. 9,50 euros

Karen Armstrong, especialista en historia de las religiones y autora de diversos éxitos editoriales sobre la materia, muestra una vez más que posee las tres cualidades fundamentales para escribir libros de divulgación: una prosa clara y amena, rigor expositivo (dentro de las limitaciones propias a una obra de estas características) y capacidad para despertar la curiosidad del lector, que al terminar el libro no tiene la sensación de que 'ya sabe lo suficiente'.

No sorprende por tanto que su obra inmediatamente anterior, El islam, publicada oportunamente en España tras los atentados del 11 de septiembre, se haya convertido en un gran éxito de ventas.

Buda rastrea cronológicamente a través de las fuentes originales los detalles, más o menos legendarios, de la vida de Siddhatta Gotama. Al mismo tiempo explica el proceso de búsqueda de un método (y no tanto un credo) que permitiera trascender el dolor inherente a la vida mediante la erradicación de su origen: el deseo, tan estrechamente ligado al egoísmo y la frustración.

Todo ello lo acomete Karen Armstrong teniendo en cuenta además que se dirige a un público occidental interesado en conocer otros aspectos, digamos 'modernos', del budismo. Así, se recuerda a menudo que Gotama nunca pidió a sus discípulos que aceptaran verdades de fe, sino que, al contrario, debían cuestionar todo aquello que chocara con su propia experiencia. Buda tampoco se preocupó por lo divino, considerando que la humanidad no podía contar con ayuda externa para resolver sus problemas. Por último, Armstrong tampoco elude la espinosa cuestión del papel subalterno que al parecer el propio Buda adjudicó a las mujeres dentro de su doctrina.

Si algo se hecha en falta es quizá una mayor profundización en la deriva histórica del budismo, iniciada ya en vida de El Iluminado, que permita entender cómo estas ideas liberadoras sustentaron regímenes profundamente autoritarios y oscurantistas como el que existió en el Tíbet, ocupado desde 1950 por las tropas del régimen comunista chino.

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