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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Alternativa verosímil

Los sondeos de intención de voto fuera de periodo electoral tienen una fiabilidad relativa, pero sí reflejan tendencias. En ese sentido, los resultados del último realizado por el CIS puede que no valgan como previsión, pero sí como confirmación del afianzamiento de la alternativa encarnada por el PSOE de Rodríguez Zapatero. A los dos años de su llegada, parece afianzado como líder de la oposición, lo que no era evidente hace algunos meses, y la posibilidad de una victoria se ha tornado creíble; no probable, pero sí verosímil.

Es lo que se deduce leyendo los datos en perspectiva. En enero, la distancia en intención directa de voto era de unos 9 puntos; en abril, de 6, y ahora de 1,4; y en voto estimado (que incluye el voto probable de los indecisos) ha pasado de 10 puntos a comienzos de año a 8 en abril y a 4 en julio. Y Zapatero vuelve a superar, como cuando despertaba la simpatía del nuevo, a Aznar en valoración individual.

En las últimas elecciones la distancia fue de 10,4 puntos, lo que dio al PP una holgada mayoría absoluta. Con los datos actuales ganaría el PP, pero con resultados más próximos a los de las generales de 1996, en las que Aznar necesitó del apoyo de los nacionalistas para gobernar. Seguramente tiene razón el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes al atribuir el estrechamiento de la distancia a la falta de candidato, pero ello no garantiza que, cuando lo haya, el designado retendrá los votos de Aznar; no se sabe. En todo caso, la cuestión de los aliados -sobre la que el PP no atraviesa su mejor momento- cobra más importancia en esa perspectiva de mayoría no absoluta del ganador.

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También es posible que exista un factor coyuntural, asociado al clima de enfrentamiento creado por la huelga general del 20 de junio. Pero fue el PP el que dijo que el PSOE pagaría caro su apoyo a esa protesta. Lo que seguramente está pasando es que, con su oposición a la reforma del desempleo, el PSOE ha conseguido poner en primer plano una cuestión que se dilucida en el eje izquierda-derecha, saliendo del círculo de temas -terrorismo, desafíos nacionalistas, política de inmigración- sobre los que lo lógico es un consenso entre los grandes partidos. Fue un acierto de Zapatero que en el debate del estado de la nación evitara marcar distancias en torno al terrorismo, dejando claro su apoyo al Gobierno, y en cambio buscase la confrontación en lo relativo a los servicios públicos, incluyendo la seguridad ciudadana. Tal vez eso explique, más que cualquier otro factor, el recorte de distancias que refleja el sondeo del CIS.

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