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Reportaje:

A todo trapo

La ropa de segunda mano de décadas pasadas se constituye en modernidad accesible para todos aquellos que huyen de los altos precios de las marcas de diseño

¿De dónde cree que han sacado las ideas Dolce & Gabanna? Esos estampados de floripondios, esas camisas apretadas con picos estilo ala delta, esas gafas de pera, ese rollo a lo chulo que se conoce como porno-chic... todo aquello que marca el devaneo pendular de la moda actual estaba ya en el baúl de los padres de los grandes diseñadores. Sólo había que rescatar los originales para poder ofrecer al gran público aquello que los dioses de la moda evocan para unos pocos privilegiados.

Unas gafas negras de pasta, del tipo de las que llevaba Onassis para tomar el sol, en diseño de Gucci o Fendi, pueden costar 120 euros en rebajas. En cambio, ¿cuánto pueden costar hoy las de aquella época, las que se hicieron hace décadas? Pues muy poco. Porque, en ropa, lo viejo, lo antiguo, no se revaloriza. Y menos si ya está usado. Aunque sea el origen del más rabioso diseño actual.

Existen mercadillos que ofrecen productos de estas características, pero con poca variedad
'El vintage es la recuperación del espíritu estético de los años 70'

Y esta conjunción ventajosa (precio barato+paternidad del diseño moderno de ahora mismo) ha hecho posible la existencia de establecimientos especializados en vintage, que es como se llama al fenómeno de recuperación de modas pasadas. En Valencia hay incluso una tienda, Studio Vintage, cerca de La Lonja, que ofrece una estimulante selección de muebles y objetos de los años 30, 50, 60 y 70. Pero lo que se ha consolidado mejor es la recuperación de ropa. En realidad, se ha consolidado despuésde una selección natural que ha acabado con las tiendas menos preparadas. Hace un tiempo había varias en Valencia. Ahora hay una, Nologo, que, pese a su reciente apertura, y según informa su responsable, permanecerá cerrada todo el verano. Y otra, Ropero, a un suspiro de la Plaza del Ayuntamiento, que se ha convertido en el referente de este asunto. Aparte, existen mercadillos que ofrecen productos de estas características. Pero con poca variedad, y conservación del producto más bien deficiente.

Ropero hace cinco años que abrió en la ciudad. Iñaqui, su encargado, apunta que 'el vintage es la recuperación, básicamente, del espíritu estético de los años 70; lo que sucede es que, por extensión, se amplía a otras décadas'. Los 70 han sido los años más influyentes para la moda de calle, y unieron el asfalto al glamour barriobajero, algo decisivo. 'Tanto es así', comenta Iñaqui, 'que no sólo tenemos ropa de esa época, sino que vendemos ropa de ahora que reproduce de manera muy precisa la de entonces'.

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Ropero, aparte de la oferta estilo años 70, también ofrece modelos de los años 50, 60 y 80. 'Las de los años 50 son sobre todo para los rockabillys, porque les va eso de llevar camisas hawaianas'. Y no sólo: hay camisas de clubs americanos de jugadores de bolos al estilo de Elvis, hay camisas de trabajadores de grandes factorías como las de Bruce Springsteen, hay camisas con dragones que invocan el momento en que los rockers tomaron como dios macarra a Bruce Lee... Todo la historia de la tribu urbana del tupé y las patillas se encuentra esta tienda. A su lado, reminiscencias hippies a mansalva, y todo un compendio arqueológico 'que ahora está muy al día', opina Iñaqui. 'Lo que más piden es chándals Adidas viejos, de esos con rayitas a los lados', explica, 'pero eso se agota enseguida'.

'En Madrid hay muy pocas tiendas así, en Barcelona, en cambio, muchas, pero son muy caras; nosotros mantenemos un buen precio', asegura, 'y ésa es la base de que toda clase de personas -gente mayor incluida, que se queda muchas guayaberas- se relacione bien con este producto'. En verano, los precios envuelven los 12 euros. En la ropa de invierno, no suelen pasar de 36. 'Hay dos tiendas Ropero en Granada y Sevilla; uno de los responsables compra la ropa en almacenes de Europa y Estados Unidos, y toda la ropa ha pasado un control de calidad'. El inconveniente, añade Iñaqui, es que la ropa puede venir con algún fallo, 'aunque yo, si lo detecto, no me la quedo', y la ausencia de tallas, ya que lo que ves en el perchero, es lo que hay, no puedes elegir un modelo de camisa en dos o tres tallas. 'Pero bueno', concluye, 'si la pieza te viene bien, se convierte en exclusiva'.

Interior de una tienda especializada en la ropa de segunda mano.
Interior de una tienda especializada en la ropa de segunda mano.MÓNICA TORRES

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