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Entrevista:CARMEN ABAD | Arquitecto

'Los arquitectos deben asumir la función social de la profesión'

De adolescente, Carmen Abad iba después del colegio a dibujar al Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao. Su profesor organizó un viaje para ver una exposición de Goya en el Palacio de Pedralbes, el museo de Arte Románico y la obra de Gaudí. 'Todo esto mezclado con un número de la revista Ajoblanco que me compré en las Ramblas, hizo que la ciudad apareciera ante mí como un hervidero de agitación cultural', confiesa Abad. La Escuela de Arquitectura de Barcelona la recibió y en esa ciudad permanece. Sin embargo, Carmen Abad ha regresado a Bilbao para rehabilitar un edificio y convertirlo en hotel de 50 habitaciones. Se inaugurará a finales de julio, entre el Guggenheim y el Bellas Artes, y llevará el nombre del diseñador de moda catalán Antonio Miró, cuya mano creativa se encuentra en el diseño de interiores.

Pregunta. ¿Cuál era su idea juvenil sobre la profesión? ¿Resultó acertada?

Respuesta. Vi en arquitectura la posibilidad de equilibrar la vertiente técnica con la creativa. Lo que realmente deseaba era crear espacios donde las personas se sintieran más felices. Con el tiempo he observado que la percepción que tiene el usuario de los espacios donde transcurre su vida es casi siempre inconsciente. Por eso considero que la arquitectura tiene una clara función social y que los arquitectos deben asumir esa responsabilidad.

P. ¿Cómo llegó a sus manos el proyecto del hotel en Bilbao?

R. La mayor parte de las obras que he realizado están en Barcelona y, últimamente, también en Madrid. Un empresario bilbaíno se interesó por mi trabajo y me propuso participar en el proyecto.

P. ¿Qué fue lo que le atrajo?

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R. Varias cosas. La posibilidad de construir en mi ciudad. La memoria de un edificio que originalmente se destinó a maternidad y luego fue un conservatorio de música. También el emplazamiento, el diálogo que se tenía que establecer entre la fachada y esta nueva Ría que ha despertado de un pesado letargo. Y el deseo por parte de la propiedad de crear un producto nuevo. Me sedujo mucho esta posibilidad de investigar, de innovar.

P. ¿En qué ha basado la rehabilitación del edificio?

R. Del edificio original se conservó la estructura. Uno de los mayores retos de mi trabajo ha consistido en elaborar una nueva tipología de habitación de hotel que se adaptara a las preexistencias y cumpliera con todas los requerimientos tanto funcionales como estéticos. Soluciones como el acceso a través del baño partido permite disfrutar desde el primer momento del gran ventanal que encuadra las vistas, o la cortina que da la opción de añadir a la habitación el espacio del baño, y otros muchos recursos encaminados a conseguir un espacio sereno que permita el descanso visual y espiritual

P. ¿Le impresionó la ubicación del hotel, entre el Guggenheim y el Bellas Artes?

R. ¿Qué se puede hacer ante un deslumbrante catalizador de miradas? Un mirador, una interpretación de los miradores que forman parte de nuestro paisaje urbano. Un mirador asimétrico que ante tanta exuberancia guiña el ojo a nuestro querido museo del parque.

P. ¿Me podría hablar de su proyecto de reconversión de la central nuclear de Lemoiz?

R. El proyecto de convertir la central nuclear de Lemoiz y los terrenos afectados en un espacio de uso público es un trabajo de investigación que desarrollé durante unos 10 años. Este proyecto me ha acompañado siempre y hay personas que me conocen que piensan que fue el deseo de dar una luz a ese agujero negro de la memoria colectiva una de las principales razones para elegir mi profesión.

P. ¿Qué significa para usted Lemoiz?

R. Lemoiz es símbolo de discordia. De ahí mi necesidad de dar una respuesta desde la disciplina que sea capaz de convertirlo en símbolo de conciliación. Ojalá se pudiera conseguir para Lemoiz que la intervención arquitectónica modifique no sólo el futuro sino también el pasado.

P. ¿A qué arquitecto admira más?

R. Disfruto con la buena arquitectura de todas las épocas pero puestos a elegir, me emociona la exquisita sensibilidad de Moneo.

P. ¿Qué le parece la transformación de Bilbao?

R. El Bilbao de hoy no tiene nada que ver con el de hace 23 años. Me enorgullece que se haya podido remontar un periodo tan plomizo y se palpe esa energía, esas ganas de cuidar el paisaje urbano. Los resultados serán más o menos acertados, pero hay movimiento. Me recuerda a la época previa a las Olimpiadas de Barcelona. Bilbao se está abriendo al mundo y si esa ventana es la arquitectura, y a través de ella entra aire fresco, pues bienvenida sea.

PERFIL

Carmen Abad (Bilbao, 1961) se enamoró de Barcelona en un viaje cuando tenía 15 años y fue allí donde estudió la carrera de arquitectura. Ahora Barcelona la devuelve a Bilbao para que su diseño cuidadoso rehabilite un pequeño hotel situado entre el museo Guggenheim y el Bellas Artes.

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